35 - Invisible

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El despertador sonó igual que todas las mañanas, pero en ese instante, Aris quiso golpearlo con un martillo.

Estiró la mano para apagarlo y gruñó.

Se sentía hecho de piedra. Su cuerpo dolía, su garganta se sentía seca. Había llorado hasta quedarse dormido, ni siquiera se quitó el disfraz que ahora estaba todo arrugado.

En ese momento, lo primero que hizo fue tomar su teléfono de la mesita de noche. Finn se lo había entregado la noche anterior, y también le explicó que Logan y Eric se llevaron a Kyler a la casa de los Sinclair. Lo llevaron ahí porque no querían dejarlo solo, y Aris sabía que era el mejor lugar donde Kyler podía estar.

Logan le prometió tenerlo al tanto, pero eso no era suficiente para Aris. Él quería verlo, asegurarse de que estaba bien, abrazarlo, recordarle que era un ser humano maravilloso. Pero no podía, no aún.

Con Marlon la situación era diferente porque ella seguía en su casa. También habló con ella durante la madrugada, pero por alguna razón su amiga se mantenía reservada y extraña. Le dijo que no iría a la escuela, pero que estaba bien.

Aris no entendía muchas cosas, y el resto lo mantenía abrumado. Solo deseaba poner todo en pausa e ir ordenando idea por idea. Así que lo primero que hizo fue ponerse de pie y meterse a la ducha.

Se vistió, se echó al hombro su mochila y salió de su habitación igual que todas las mañanas. En la mesa del comedor estaba su mamá, sentada sola mientras tomaba café. Se veía agotada también, posiblemente no logró dormir en toda la noche.

—¿Qué haces despierto? —le preguntó la mujer, desconcertada al verlo.

—Debo ir a la escuela.

—Anoche casi no dormiste, te ves cansado. Si quieres quedarte...

—Tengo exámenes. No puedo seguir faltando cada vez que la vida me golpea, no puedo darme ese lujo.

Su madre apretó los labios. Asintió, pero no se veía tan de acuerdo.

—¿Sabes algo de Marlon?

—No mucho. Creo que ella sí faltará. Como sea, debo irme. Es tarde.

—Aris. —Su madre se puso de pie y se acercó para abrazarlo. El castaño respiró hondo y cerró los ojos con fuerza. Estaba harto de llorar, así que trataría de ser fuerte—. Si necesitas algo, solo dime.

—Estoy bien, descuida —le dijo. Pero tal vez su rostro pálido y su voz cansada no lo hacían lucir convincente.

Se despidió de ella y se marchó.

Al llegar a la escuela resintió la ausencia de Marlon, y mientras caminaba solo por el pasillo también la de Kyler. Se fue directo a su clase y trató de concentrarse. No resultó bien.

La hoja de su examen de Literatura estaba en la mesa frente a él, pero por más que releía las preguntas y los ejemplos, no logró procesar la información. Para cuando el señor Harrington comenzó a retirarles los exámenes, Aris seguía con más de la mitad sin responder, pero aun así lo entregó de forma nerviosa. El profesor lo observó por debajo de sus gafas, asombrado de ver aquel examen casi vacío. Aris apretó los labios y se disculpó con la mirada.

Se fue antes de ponerse a llorar otra vez. Solo quería avanzar, así que fue a la siguiente clase. Por fortuna en esa asignatura el examen era dentro de unos días, por lo cual trató de seguir enfocado en salvar su día.

A la hora del almuerzo caminó solo y en silencio por el corredor del edificio principal. Se resistía a salir, porque aquello iba a recordarle los días pasados en los que se había sentido feliz, pero sacó su teléfono de la mochila y vio mensajes de Will. Su amigo lo bombardeó con mensajes toda la mañana, al igual que Finn. Ellos estaban buscándolo, así que tuvo que armarse de valor e ir a las mesas donde solían almorzar todos juntos.

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