39 - Malentendidos

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—¿A qué te refieres con desconectado? —demandó saber Logan con un tono de voz muy preocupado.

A su lado estaba Finn, quien se quedó observándolo mientras Marlon trataba de explicarles todo.

—Al parecer no le permiten tener teléfono ni computadora. Me dijo que si se despedía en persona iba a ser más difícil, y por eso me pidió ser paciente.

—¿Y cuánto dura eso? —quiso saber Eric, que al igual que su amigo rubio estaba perplejo al otro lado de la mesa.

Al parecer, Kyler había decidido lo del grupo de jóvenes sin decirle a nadie, excepto a su terapeuta.

—Solo dos semanas, por lo que me dijo en su carta. No es una clínica de rehabilitación, es un grupo de apoyo para jóvenes. Él no quiere estar en sus peores días solo, pero tampoco cerca de las personas que quiere. La doctora Davis lo está ayudando mucho, fue quien lo llevó y estará pendiente de él en todo momento.

Se hizo un enorme silencio en la mesa.

Aris estaba junto a Will, pero nunca levantó la mirada hacia ninguno de sus amigos, mucho menos hacia Marlon. No sabía qué decir al respecto, porque no deseaba seguir sufriendo por algo que debería agradecer.

Kyler estaba poniendo en orden su vida. Intentaba sanar de todas las maneras posibles. Dejó la casa de sus padres al fin, poniendo distancia entre él y su papá. Estaría bien, así que no debía sentirse infeliz porque sería egoísta.

Sabía las razones por las que Kyler terminó con él, lo entendía. Pero no por eso dejaba de doler.

—¿Y tú cómo estás? —le preguntó Eric a Marlon—. ¿Dónde se están quedando tú y tu abuela?

—Ayer nos quedamos en un hotel, pero ella está pensando en buscar un lugar provisional para que podamos estar en Starlight Valley hasta que termine el año escolar. Quiere que me vaya con ella cuando inicie la universidad.

Aris parpadeó. Siguió sin levantar la mirada, pero sus manos se tensaron sobre la charola donde Logan le había dejado un poco de fruta y yogurt.

—¿Te irás? —preguntaron, pero no fue Aris, fue la voz de Finn.

—Es probable, no lo sé. Tú me entiendes, también estás pensando en irte con tu papá, ¿cierto?

—Bueno, es complicado —dijo su amigo—. No es algo en lo que haya pensado mucho últimamente.

El silencio resurgió. Algunos solo juguetearon con su comida, porque no existía un ánimo particularmente bueno por el momento.

La idea de haber perdido a Kyler se mezclaba ahora con la tristeza que la posibilidad de perder también a sus amigos le generaba, así que Aris metió un trozo de kiwi a su boca y se puso de pie tratando de actuar normal.

—Debo irme —dijo—. Mitch me está esperando, no puedo fallarle otra vez. Los veo después.

No se quedó lo suficiente como para despedirse de ninguno, pero vio a sus amigos poner ese gesto consternado al verlo marcharse, y eso era algo que tampoco le gustaba notar.

Ese día no ensayarían en el auditorio principal. La profesora Cavanaugh se había molestado porque Aris faltó a su último ensayo supervisado, y por eso les cambió el sitio. Ahora estarían ensayando en un estudio del edificio de danza, lo cual era una desventaja porque era más pequeño que el lugar donde se presentarían.

Al llegar al estudio no encontró a Mitch. No estaba vacío, pero no era la persona a la que más le gustaba toparse.

—Lagartija —dijo Coco, casi por inercia. Pero enseguida la vio suspirar y apartar la mirada—. Lo siento, es la costumbre.

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