VII

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" Luciérnagas "

Ambos gemelos se encontraban bajo la lluvia, con sus impermeables y botas puestas. El menor llevaba una mochila a prueba de agua y daba saltitos en los pequeños charcos de lodo, mostrando una expresión encantadora de disfrute infantil bajo la lluvia. El mayor simplemente sonreía, observando con cariño la actitud juguetona y feliz de su hermano menor. A pesar de que la gente los miraba, esto no incomodaba al mayor, ya que no estaban haciendo nada indebido frente a los demás.

- "Lawrie, ¡mira, un sapo!" señaló el menor al pequeño animal.

- "Ten cuidado, lanzan veneno, o eso dicen los humanos," comentó el mayor observando al sapo.

- "Parece bonito," dijo Larry agachándose cerca del sapo. "Hola, pequeñín," sonrió mientras tocaba al sapo.

- "No lo toques, Larry," reprochó Lawrie, algo molesto.

El sapo permanecía quieto, mientras Larry seguía sonriendo, encontrando belleza en el animalito. Le dio unos toques más al sapo, que comenzó a saltar. Larry lo agarró antes de que se escapara y lo miró fijamente, acercando el sapo a la cara de su hermano mayor.

- "¡Hey, suéltalo!" ordenó Lawrie, apartando al sapo.

- "Pero se ve bonito, ¿verdad, pequeñín?" dijo el menor acercando el sapo de nuevo a su propia cara.

El sapo saltó sobre la cabeza del menor, dejándolo sorprendido y quieto. Miró hacia arriba, dándose cuenta de que el sapo parecía dispuesto a acompañarlos. Al dirigir su mirada hacia el mayor, notó que parecía molesto. A pesar de ello, él sonrió para intentar aliviar la tensión, aunque su sonrisa ocultaba otro significado: quería llevar al sapo con ellos.

- "No, no lo llevaremos," dijo el mayor, reconociendo esa sonrisa en el rostro del menor.

- "¡Ay, por favor, Lawrie! Lo cuidaré bien, ¡como las flores que me diste!" rogó el menor.

- "He dicho que no. Merece ser libre," respondió Lawrie, retirando con cuidado al sapo de la cabeza del menor.

- "Oh, sapito, no," lamentó Larry con los ojos entristecidos.

- "Larry, es un animal. Quién sabe, tal vez tenga familia," explicó el mayor, intentando deshacerse del sapo.

- "¡Por favor, Lawrie! ¡Cuando volvamos a casa, haré lo que sea! ¡Limpiaré el departamento!" rogó el menor, con los ojos cristalizados y a punto de llorar.

Lawrie suspiró pesadamente. "Está bien, lo llevaremos, pero con una condición: cuando lleguemos allá, lo dejarás libre," dijo mientras colocaba al sapo de vuelta en la cabeza del menor.

- "Lo que tú digas, hermano," respondió el menor feliz, con el sapo en la cabeza.

El viaje transcurrió de manera tranquila, con el menor divirtiéndose en la lluvia y disfrutando la compañía del sapo en su cabeza. Le encantaba tener al animalito sobre él. Mientras tanto, el mayor revisaba el folleto que le había dado su gemelo, el cual indicaba la dirección de un asombroso mirador de luciérnagas. Parecía que no estarían solos en esa aventura.

- "¿Dónde encontraste esto?" preguntó Lawrie.

- "Un humano me lo dio hace varios días atrás," respondió Larry, observando su reflejo en un charco de lodo.

- "Bien, estamos bastante lejos," comentó el mayor mientras examinaba el folleto. "Nos falta un largo camino."

- "¿Lawrie, eres tú?" preguntó una joven de pelo rosa pastel que se acercaba.

Lawrie se volteó y vio a la joven junto a dos personas que parecían dirigirse al mismo camino. Ellos también llevaban impermeables, lo que indicaba que no eran los únicos en esa travesía.

- "¿Janet? ¿Ese era tu nombre?" preguntó el mayor.

- "¡Wow! ¿Así que te hiciste amiga de estos guardias de seguridad?" comentó el joven karateca.

- "¡No puede ser!" exclamó el joven de lentes oscuros y pelo naranja.

- "¡Janet!" exclamó el menor, emocionado al acercarse a ella.

- "Chicos, ellos son Fang y Buster. Fang, Buster, ellos son Lawrie y Larry," presentó Janet.

♡ Nuestro secreto ♡ ( Larry x Lawrie ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora