Tiempos de cambio (final)

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No creía haber estado nunca en la terraza, o tal vez no lo recordaba, pero ahora, arrodillado en el suelo de cemento, sentía el viento arremolinarle el pelo y los rayos del sol bañandole el rostro. Sentía que esa sería la ultima vez.

Miró a Enzo, que estaba igual o más entregado que él, de rodillas también y se lamentó haberlo conocido pese a ser lo mejor que pudo pasarle en la vida.
lamentaba profundamente haberlo metido ahí, todas las malas decisiones tomadas habían terminado en él, la persona que amaba, de rodillas frente al revólver de Esteban, esperando su muerte.

●●●

Los hombres de Esteban se habían encargado de subirlos a ellos y a Dario hasta aquella terraza.
Dario, aún inconsciente bajo el sol, estaba a metros suyos mientras Mati y Enzo habían tenido que ponerse de rodillas frente a Kuku que, tal como él lo había dicho, era dios ahi adentro.

Kuku parecía tranquilo, hasta divertido, sentía un placer muy oscuro al percibir el miedo ajeno; les había pedido a sus hombres que lo dejaran solo pero esperaran en la escalera por cualquier eventualidad, necesitaba la soledad para más disfrute.

Todavía no se decidía, sabía que Matias iba a ser el último en morir,quería hacerlo sufrir al extremo, que viera morir primero a las dos personas más importantes de su vida.

Miró el cielo y pensó en Francisco, todavía no había tenido tiempo de extrañarlo, pero sabía que lo haría en cuanto pudiera respirar tranquilo después de vengarlo.
el sol golpeó sus ojos de una forma poderosa y sonrió, era, finalmente, todo lo que había querido ser: poderoso, lider, respetado.
sabía que el miedo de los demás era suyo, todo era suyo, incluso el sol.

Bajó la mirada hasta la pareja en frente suyo.
pensó en Enzo, lo cierto es que su madre era maestra asi que tenía gran respeto por aquélla profesión, era realmente una pena que tuviera que morir.

-¿valió la pena jugarse la vida por este villero, profesor?-le preguntó

Enzo tragó saliva y lo miró entornando los ojos

-si-respondió sin titubear

Esteban sonrió mientras sacaba el seguro del revólver

-que cosa seria el amor, yo ahora tengo que matar por amor-le dijo llevando el caño hasta la frente de Enzo

-matame a mi-le pidió Matias-él no tiene nada que ver...

-¡Francisco tampoco tenía nada que ver!-gritó él apuntando inmediatamente a Mati-¡y me lo mataste igual!

-¡te queria matar a vos! ¡fue un error!

-cada error tiene una consecuencia, pero para que vean que soy justo-dijo poniendo el seguro de nuevo-vamos a dejar al destino-ta-murmuró apuntando a Enzo-te-continuó cambiando de mira hacia Matias-ti, esta bala es para ti...

Matías cerró los ojos y pensó en su abuela, de alguna manera pensaba que al fín volvería a verla y eso le reconfortaba, sus brazos al final del día siempre eran su refugio.

Enzo también cerró los ojos, no había vivido mucho, pero iba a morir amando y eso, para él, era una buena forma de morir.

-será para ti-continuó Esteban-ta-te-ti...-el revólver terminó nuevamente en la frente de Enzo y entonces sacó el seguro-saludeme a Fran, profesor

llevó el pulgar al gatillo y segundos antes de gatillar, Esteban sintió un dolor profundo en la espalda baja.

Nadie lo vio despertar, Dario se puso de pie sigiloso y mareado, saco la faca que aún guardaba y sin dudarlo se la clavó allí, entre medio de los riñones.

Esteban volteó a mirarlo, el dolor era intenso y desestabilizante.
Lo apuntó y disparó, perforandole el pecho.

El impulso del disparo lo hizo trastabillar y se derrumbó contra la medianera de la terraza.
el dolor, que era profundo, lo dejó sin aire, y sin poder sostenerse de ningún lado, Esteban cayó hacía atrás, directo a la vereda.

Dario cayó frente a su hermano que, movilizado, le acarició la cabeza; sin embargo los ojos de Dario miraban a Enzo

-cuidamelo-le pidió, segundos antes de morir.

●●●

El motín terminó aquélla tarde.
no hubo culpables, el único culpable había muerto en la vereda lateral al penal.
Enzo,junto a otros guardias y encargados de la cárcel, fue atendido por los médicos.

La vida en la cárcel siguió con su ritmo, siempre errante y violento.

Mati no volvió a ser el mismo; ahora, sin Dario, se sentía perdido.
sin embargo decidió que era tiempos de cambio, quería estar limpio, quería hacer las cosas bien,irse de ese agujero para no volver jamás.

●●●

~tres años después~

Ya no era igual, atrás había quedado ese casi adolescente que creía tenerla clara pese a no saber nada de la vida.
ahora era un hombre que había aprovechado el tiempo, había terminado la secundaria,había aprendido algunos oficios y había dejado la droga, esperaba que para siempre.

Todavía soñaba con los demonios, recuerdos violentos, malas épocas.
pero ahora que tenía la libertad solo podía mirar hacía adelante.

Volver a vivir en sociedad no fue nada fácil, todo había cambiado, tenía mucho miedo de no poder adaptarse, pero había encontrado trabajo como parte de un proyecto social para ex convictos, y aunque el trabajo era bastante agotador y no le gustaba para nada, se sentía digno.

Cruzar la calle era muchas veces una pequeña aventura, se había olvidado como hacerlo.
sin embargo, cruzó con cuidado la avenida y llegó al otro lado dónde un auto esperaba por él.
abrió la puerta y se sentó del lado del acompañante.

Enzo lo miró y sonrió, aunque su sonrisa se agrando en cuánto Mati se sacó el buzo y allí debajo llevaba la camiseta original de Boca.

-te voy a llevar a cenar a un lugar cheto, como decís vos, ¿te parece ir vestido asi?

-es nuestra primera cita oficial-le dijo él besando su mejilla-además me puse la elegante ¿que tiene de malo?

Enzo negó con la cabeza, puso el auto en marcha y se preparó para conducir, a su primera cita, y al resto de su vida juntos.

Fin

¡Me matan, limón!: 𝐞𝐧𝐳𝐨 𝐱 𝐦𝐚𝐭𝐢𝐚𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora