Capítulo IV (parte 3)

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-¿Dónde están los otros?

Vallano señaló el baño con un movimiento de cabeza. 

-¿Qué hacen? 

-Están reunidos. No sé que hacen. 

Alberto se levantó y fue hasta la litera del Esclavo. Estaba vacía. Empujó uno de los batientes del baño; sentía a su espalda los ojos de toda la sección. Estaban en un rincón, acurrucados, el Jaguar al centro. Lo miraban. 

-¿Qué quieres? - dijo el Jaguar. 

-Orinar -respondió Alberto-. Supongo que puedo. 

-No - dijo el Jaguar-. Fuera. 

Alberto volvió a la cuadra y se dirigió hacia la cama del Esclavo. 

-¿Dónde está? 

-¿Quién? - dijo Vallano, sin apartar los ojos de las copias. 

-El Esclavo. 

-Ha salido. 

-¿Qué cosa? 

-Salió después de clases. 

-¿A la calle? ¿Estás seguro? 

-¿A dónde va a ser? Su madre está enferma, creo.

"Soplón y mentiroso, ya sabía que con esa cara, para qué iba a ir, puede ser que su madre se estémuriendo, si ahorita entro al baño y digo Jaguar el soplón es el Esclavo, inútil que se levanten, ha salido a la calle, hizo creer a todo el mundo que su madre está enferma, no se desesperen que las horas pasan rápido, déjenme entrar al Círculo que yo también quiero vengar al serrano Cava." Pero el rostro de Cavase ha desvanecido en una nebulosa que arrastra también al Círculo y a los otros cadetes de la cuadra, y diluye su indignación y el desprecio que hace un momento lo colmaba, pero a su vez la nebulosa devora la propia nebulosa y en su espíritu surge ese rostro mustio que simula una sonrisa. Alberto va hasta su litera, se tiende. Busca en los bolsillos, sólo encuentra unas hebras de tabaco. Maldice. Vallano apartalos ojos de las copias y lo mira, un segundo. Alberto deja caer el brazo sobre su rostro. Siente sucorazón lleno de urgencia, sus nervios crispados bajo la piel. 

Oscuramente piensa que alguien puededescubrir, de algún modo, que el infierno se ha instalado en su cuerpo y, para disimular, bostezaruidosamente. Piensa: "soy un estúpido". "Esta noche vendrá a despertarme y yo ya sabía que pondríaesa cara, lo estoy viendo como si hubiera venido, como si ya me hubiera dicho desgraciado, así que la invitaste al cine y le escribes y ella te escribe y no me habías dicho nada y dejabas que yo te hablara de ella todo el tiempo, así que por eso dejabas que, no querías que, me decías que, pero ni tendrá tiempo de abrir la boca, ni de despertarme porque antes que me toque, o llegue a mi cama, saltaré sobre él y lo tiraré al suelo y le daré sin piedad y gritaré levántense que aquí tengo cogido de¡ pescuezo al soplón de mierda que denunció a Cava." Pero esas sensaciones se enroscan a otras y es desagradable que lacuadra continúe en silencio. Si abre los ojos, puede ver por una estrecha rendija entre la manga de su camisa y su cuerpo, un fragmento de las ventanas de la cuadra, el techo, el cielo casi negro, elresplandor de las luces de la pista. 

"Y ya puede estar allá, puede estar bajando del ómnibus, caminando por esas calles de Lince, puedeestar con ella, puede estarse declarando con su cara asquerosa, ojalá que no vuelva nunca, mamita, y te quedes abandonada en tu casa de Alcanfores y yo también te abandonaré y me iré de viaje, a Estados Unidos, y nadie volverá a tener noticias de mí, pero antes juro que le aplastaré la cara de gusano y lopisotearé y diré a todo el mundo miren como ha quedado este soplón, huelan, toquen, palpen e iré aLince y le diré eres una pobre típita de cuatro reales y estás bien para ese soplón que acabo demachucar." Está rígido sobre la angosta litera crujiente, los ojos fijos en el colchón de la cama de arriba, que parece próximo a desbordar los alambres tejidos en rombo que lo sostienen y precipitarse sobre él y aplastarlo.

La ciudad y los perrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora