CAPITULO 4

1K 151 11
                                    

La señora Lisa entra y sin decirme una palabra, coloca una bolsa de gel frío en mi muñeca. Ella permanece en silencio mientras yo suspiro profundamente y dejo que mis lágrimas saquen todo lo que siento justo ahora.

- Fuiste muy valiente allá fuera...

Su voz maternal me saca de mis pensamientos.

- Creo que mi valentía era más una osadía, pero si por esa "Osadía" detendré el que me haga daño, seré siempre "Osada"  con ella.

- La señora Freen no es mala... - volteo al fin a mirarla con una ceja alzada -  nada más es una mujer herida por el pasado, señora bec, yo estoy segura de que si usted supiera la verdad, comprenderia un poco el motivo de su actitud.

- ¿Tu melo dirás? - pregunto algo curiosa.

Ella niega de inmediato.

- No me compete a mi, revelar esos secretos ajenos. Algún día, su esposa se sentirá con la necesidad de revelarse lo, y ahí usted decidirá si justificarlo o no.

Frunzo mis labios.

- Considero que si el supiera los míos, también me justificaría... pero el confesarnos cosas esta a ños luz de que suceda. A si que por el momento, solo me queda soportar las consecuencias de mis decisiones y sobrevivir a ellas.

Tomo el gel frío en mi mano  y sigo yo frotando lo para aliviar la molestia. La señora Lisa se levanta y me dice que estará haciendo sus deberes, pero que si necesito algo, no dude en buscarla.

¿Podrá ella darme dinero para salvar la empresa? Ojalá que al menos pudiera volverme estéril con tan solo chasquear los dedos.

Necesito ver a mi madre, contarle lo que a sucedido. Busco mi móvil, y le envío un mensaje avisándole de que iré a casa.

Mientras espero una respuesta, me doy una ducha para relajarme un poco y a si, quitarme su tacto de mi piel.

Frente al espejo, peino mi cabello. Aliso mi falda un poco y acomodo mi blusa. Tengo puesto un conjunto de falda y blusa color lila. Es sencillo pero elegante. La blusa es de hombros abombado, y el escote es tipo corazón, pero no vulgar. El largo de ella da justo donde está la pretina de la falda, mostrando nada más un poco de piel. Me conbino con unos tacones blancos, y de joyas de un hermoso Collar de perlas.

Me aplicó perfume, tomo la cadena de mi bolso y me lo coloco cruzado. Guardo mi móvil y salgo de mi habitación dispuesta a no volver por lo menos hasta la cena.

Justo cuando estoy bajando las escaleras, la veo cruzar en su silla de ruedas mientras uno de sus hombros la empuja. Al notarme levanta su mano para que este se detenga su caminar y con esos intensos ojos, me examina desde la cabeza a los pies.

Trago frueso, siento como mi corazón se desemboca ante el escrutinio de su mirada, pero sigo bajando cada escalón sin bajar mi cabeza.

-¿A donde vas? Yo no recuerdo darte permiso para salir.

- Yo no recuerdo a vertelo pedido, Freen iré a casa de mi madre, siempre suelo visitarla a esta hora - miento - ¿también arrancarás eso de mi?.

Tensa su mandíbula, puedo ver como aprieta sus manos en el poza brazos de la silla. Incluso, si pudiera caminar, estoy segura de que me abofetaria por mi manera de hablarle.

Me la estoy jugando, pero no me importa.

- Lo único que ansío de ti, sería ese posible bebe - meda una sonrisa malvada - Del resto, puedes hacer lo que te de la gana, rebeca. Pero no olvides esto: si se te pasa por la mente estar con un hombre, mientras seas mi esposa, lo lamentaras. Por como vas vestida, dudo que sea una simple  salida a casa de tu mami. Ten en cuenta que mis hombres te vijilaran y te seguirán en las sombras. Osa de verte con alguien que no sea yo, y te destruyó a ti y a tu familia.

UNA JOVEN ESPOSA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora