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Harry amaba a Peter, era entrañable cuando estaba tan absorto en la universidad que era imposible contactarlo para saber si se encontraba bien, después saldría de su cueva con el cabello grasoso y oliendo mal, disculpándose porque se quedó demasiado tiempo en el laboratorio haciendo pruebas.

Harry amaba a Peter, amaba cuando sostenía a su hijo —de ahora tres años— y le cantaba la canción de cuna que había aprendido al escuchar a Harry hacía poco más de dos años.

Amaba cada parte de Peter, incluso lo que no sabía, incluso lo que le escondía.

Harry no era tonto, sabía que Peter le ocultaba algo, no malo, no en ese nivel. Para nada. Era algo diferente, algo que a Peter le daba miedo admitir. Algo como la magia, pero no a ese nivel.

Harry lo entendía, aceptaba que Peter se tomara su tiempo para contarle. Ese momento pareció ser en una de sus citas nocturnas para ver películas.

Peter estaba muy golpeado cuando llegó a su departamento, tenía un ojo a la funerala y otro con lo que parecía un derrame, se sostenía un costado y Harry juraba ver sangre en una de sus sienes.

—Tienes suerte de que Teddy no esté aquí hoy, Peter Benjamin Parker —regañó—. ¿Qué te pasó?

—Lamento haber tardado tanto tiempo —murmuró—. No quiero meterlos en esto pero... no quiero guardarte secretos, tampoco.

La camisa de botones se abrió, un traje de látex azul con rojo quedó a la vista, tenía una araña en el pecho, demasiado para que los ojos de Harry lo procesarán.

—Soy Spider-Man.

Harry tardo un momento en reaccionar, pero se acercó para besar la mejilla de Peter, abrazándolo con cuidado de no magullarlo más.

—Déjame besarlo para que se mejore.

Peter se rió por un momento, su risa muriendo en cuanto una punzada de dolor lo recorrió.

Winter bear [spidermagic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora