Capitulo dos. Un sueño y una pesadilla hechos realidad.

202 24 3
                                    

Un vestido de ensueño descansaba en el probador, en frente de ella. Entró al vestuario la última y mientras esperaba a su llamada, observó las actuaciones de sus compañeros. Antes de volver a reunirse, el equipo directivo les pidió que en su maleta guardarán las prendas que irían a utilizar. Ella no se lo pensó mucho y cogió el único vestido que había en su armario. Cuando lo entregó, las chicas que se encargaban de los trajes la preguntaron por algún cambio o añadido.

Y no se lo pensó.

Ahora, un hermoso vestido descansaba en frente de ella. Se mantuvo embobada observando cada detalle, cada ajuste nuevo. Incluso se atrevió a acercarse y comprobar la textura; el vuelo de la falda estaba más suave y tenía destellos de purpurina.

―Espero que te guste ―una mujer que pertenecía al grupo de vestuario se acercó hasta ella, sonriendo de oreja a oreja―, cuando nos entregaste ese vestido y pediste algún añadido, no me costó mucho pensarlo.

―No sé qué decir ―susurró Ale, girando su cuerpo para poder mirarla―, es lo mejor que me han dado en toda mi vida.

―Ay, cielo.

Escuchó la risa de la contraria y sus mejillas se encendieron, con un sutil color rosa. Nada de lo que acababa de decir era falso, habían pasado siglos desde que tuvo la oportunidad de ponerse un vestido así, tan bonito. Sabía perfectamente que no lo habían hecho desde cero, pero los retoques lo hacían más especial. Era un corsé con escote de corazón, sin mangas y luego una hermosa falda de vuelo, con enredaderas y flores pegadas a la misma. Su color lila hipnotizaba y era el mejor tono que había visto desde hacía mucho tiempo; quizá esa era la razón por la que compró la prenda.

―Aunque debemos mancharlo con un poco de "sangre" ―avisó ella más tarde, ya que la canción lo necesitaba―, no te importa, ¿verdad?

―Vosotros haced vuestra magia.

Así pasó las siguientes dos horas entre base y sombras. El color sobre sus párpados no se alejaba del rango violeta, mientras que sus labios fueron pintados con un gloss transparente. Para su peinado tan solo ondularon su melena. Al verse en el espejo tardó un largo tiempo en reconocerse.

—Sois increíbles —susurró con su vista clavada en su reflejo—, soy incapaz de reconocerme.

—Nos has dejado hacer lo que queríamos —habló una de las maquilladoras, con los brazos cruzados—, es lo mínimo que podíamos hacer. Has sido muy educada y paciente y eso son cosas que valoramos.

—Muchas gracias, de verdad.

—Que sean muchas más —guiñó un ojo y no tardó en soltar una carcajada.

La gala cero sería una de las más difícil, lo tenía claro. Era la llave para entrar a la academia, exponerte al mundo para hacerte un hueco en él. Triunfar será difícil y Ale era consciente de ello, pero quería luchar. Su voz y su creatividad tenían tanto que mostrar, talento que estaba oculto en lo más profundo y oscuro. Pero sabía que, con esto, llegaría con más seguridad a la luz.

No permitiría que algo interrumpiera sus planes

O más bien alguien.

La tercera llamada del técnico la asustó y ayudó a que la burgalesa saliera del trance. Era por la tarde, a pocas horas para el comienzo de la gala. Todos los concursantes se encontraban en la salita de descanso a la espera de órdenes. Desde aquella sala, todos eran capaces de escuchar el escenario llenándose de gente, expectante por los dieciocho coruscantes.

—Tía, estás guapísima.

La voz de cierta pelirroja resonó detrás de su espalda y giró su cuerpo para mirar a Ruslana, que también estaba preparada. Ella llevaba un top granate con lazos sobre él y un largo pantalón negro. El calzado que llevaba era la guinda del pastel; unas botas Dr. Martens con plataforma.

remedio. juanjo OT23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora