Capítulo cinco. La primera gala.

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Ale fue incapaz de dormir aquella noche. Quizá era por la gala del día siguiente o que los sucesos del día anterior la habían dejado algo desconcertada y muy confusa. Es por eso que, cuando todo el mundo estaba dormido, ella decidió mantenerse despierta y tocar algo en la sala de Manu.

Sus dedos acariciaban cada tecla, tratando que la melodía fuera suave y casi silenciosa, como el ambiente de la academia en esos momentos. Su boca emitía ruidos, como si hablara en susurros. Aún no había tenido tiempo en componer, pero con el ajetreo de la semana y tener que adaptarse a la nueva rutina, había dejado lo que más la gustaba en un segundo plano.

Entonces, desistió en seguir tocado y apoyó parte de su cuerpo contra el piano, intentando dejar de pensar. Lo que sucedió en interpretación era difícil de olvidar, aunque fuera tan solo actuación, algo fingido. Vio esa faceta de Juanjo que jamás pensó que existiera y eso la emocionó, porque finalmente habían tenido una "conversación".

Sus labios se ensancharon en una sonrisa. Estaba apunto de marcharse, algo más aliviada y relajada, pero una mano se manifestó, descansando sobre su hombro y provocando que casi se desmayara del susto. Giró su torso con rapidez y se topó con el rostro de Martin, con otra sonrisa divertida.

—Menudo susto —saludó ella, con su mano sobre el pecho, sintiendo su corazón bombear con fuerza contra su piel—, no lo vuelvas a hacer.

—Lo siento, pensaba que te habías quedado dormida.

—Disculpas aceptadas —dijo, sin poder evitar sonreír—, siéntate un rato conmigo.

—Venga va —accedió el vasco. El chico realizó la acción con cuidado y su mano derecha rozó con la izquierda de ella—, y dime, ¿qué haces todavía aquí?

—No podía dormir y he decidido contarme una nana antes de dormir —explicó sin poder reprimir una carcajada—, hoy mismo es la gala y pensar como me puede salir me quita el sueño.

—Lo vas a hacer genial, ya lo sabes.

—No lo sé, quizá los micros se desconecten de repente y no se nos escuché o que me salga un gallo y sea el hazme reír de todo internet....

Cuando había algo que a la burgalesa la preocupaba de verdad, era el tema principal del día y no había momento de este que no estuviera en su mente. Es por ello que unos de los síntomas más recurrentes era el insomnio o los dolores de cabeza. Pero prefería quedárselo para ella y no agobiar a los demás con sus problemas.

De nuevo fue la misma mano, esta vez siendo colocada en su espalda media, la que la trajo de vuelta al presente. Conectó ojos con los del chico, que la miraban con una compasión sincera.

—Ale, te preocupas por cosas que no están en tu mano —habló, con una paciencia infinita—, si eso llega a suceder, que es casi improbable que pase, no sería culpa tuya.

—No lo puedo evitar —admitió ella, cabizbaja—, es ahora algo que forma parte de mi.

—Lo entiendo, de verdad. Y estoy seguro de que algún día te darás cuenta de lo bien que cantas y que es una tontería preocuparte por cosas inevitables.

La chica asintió y apoyó su cabeza sobre el hombro del chico, guardando sus palabras. No podía estar más cómoda con él, siempre tan atento y amable, ¿como no quererle? Cerró los ojos y sonrió, ante su tonto pensamiento.

—Dejemos de hablar de mi, ¿qué tal tu semana?

—No ha estado tan mal, Alex me ha ayudado mucho y gracias a él he podido sobrellevar la canción.

—Jo, me alegro tanto —expresó su alegría por la tranquilidad del chico, porque sabía lo mal que lo había pasado esa semana, ya que la canción no era muy de su agrado—, en el último pase lo hicisteis genial, os saldrá una actuación de diez.

remedio. juanjo OT23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora