9. Aclarando el misterio

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•[Capítulo 9]•

«El renacer de un destino redimido»

••••••••

(Tn) se encontraba en una situación de extrema tensión, caminando de un lado a otro en el borde del cañón, con el corazón latiendo a toda velocidad. Cada paso que daba resonaba con un crujido áspero, ya que sus gruesas botas rozaban constantemente contra el pasto.

Él muy imbécil de Diecisiete era experto en ponerla en situaciones de extremo miedo.

—¡Idiota!— gritó.

Suspiró y sacudió la cabeza de un lado a otro, tratando de no pensar en los escenarios de pavor que se formaban en su cabeza.

Regresó a la tienda de campaña, buscando sus prismáticos, pero en lugar de eso, sus manos encontraron su walkie.

¡Claro!, Diecisiete había llevado el suyo, de alguna forma podría mantenerse comunicada con él.

Giro la rosca al canal 7 y presionó el botón para hablar.

—¡Diecisiete, contesta!— llamó.

Quitó su dedo del botón y dejó el walkie en el suelo de la tienda de campaña. Acomodó el abrigo del ranger, colocándoselo para evitar que se siga resbalando por su espalda.

Sus brazos y cuerpo se envolvieron en el cálido abrigo de Diecisiete, las mangas ocultaban la mitad de sus manos al ser largas. Alzó su cabello, liberándolo del abrigo, que lo aplastaba contra su espalda para dejarlo fuera de este y proceder a ajustarlo en una coleta alta.

Salió de la carpa y se asomó de nuevo al borde del cañón. Sus ojos se abrieron de par en par al ver como los furtivos se internaban en la arbolada, desplazándose en grupos por distintas direcciones.

—¡Diecisiete!— llamó de nuevo, presionado el botón del walkie.

¿Qué quieres, "debilucha"?— sonó la voz severa de Diecisiete, a través del aparato.

—Esos hombres se han movido hacia la arbolada, ¿ya bajaste del cañón?— preguntó ella, ignorando por completo el fastidio notable de su compañero.

Si.— respondió.

La comunicación se cortó y (Tn) se puso aún más nerviosa.

Sin embargo, al reflexionar sobre las experiencias pasadas con Diecisiete. ¿Realmente estaría a salvo de cualquier daño? Después de todo, había presenciado cómo una bala no conseguía herirlo.

Estaría bien... ¿verdad?

Fueron tensos minutos de espera, sentada casi al borde del cañón. Miró su reloj de mano por doceava vez, ya habían pasado más de una hora de su "caza" y no daba señales, ni siquiera podía comunicarlo por walkie ya que él había apagado el suyo.

Justo en ese momento, el sonido de radio emitió de su walkie y también, la voz de Diecisiete.

—¿"Debilucha", me copias?.

Ella prácticamente se abalanzó sobre el aparato que reposaba encima del pasto para tomarlo en sus manos.

—¡Si!, ¿estás bien?— preguntó, angustiada. 

Completo(Dragon Ball Z)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora