Completo(Dragon Ball Z)

7. Acercándose a la respuesta

•[Capítulo 7]•

«El renacer de un destino redimido»

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Al pasar los días, la relación de (Tn) y Diecisiete había mejorado. Desde el suceso del amanecer, extrañamente, el androide había cambiado su percepción sobre (Tn), la "debilucha" no resultó ser tan cobarde, después de todo.

Los temas de conversación podían fluir, era (Tn) quien comentaba su día, contaba entre risas los sucesos en el transcurso a su refugio, mientras Diecisiete solía responder de forma breve, y en ocasiones, con una que otra broma, a lo que ella respondía con un resoplido.

Le gustaba molestar a (Tn).

"Socializar" era algo que Diecisiete estaba experimentado, y no, no era a lo que estaba acostumbrado. Intercambiar una o dos palabras o saludos no funcionaba con ella, (Tn) siempre tenía algo nuevo que contar, y a él ya no parecía molestarle tanto.

Con el paso de dos semanas, Diecisiete pudo finalmente retomar su rutina de días casi solitarios, ahora que a (Tn) se le había proporcionado un vehículo para su movilidad. La zoóloga, al haber obtenido su licencia de conducir, era capaz de manejar el vehículo sin "ningún" problema.

Con la ausencia de (Tn) como su pasajera habitual, la comunicación entre ellos se había reducido. Ahora intercambiaban algunas palabras cuando se encontraban o cuando (Tn) llevaba los formularios que Diecisiete necesitaba firmar en el territorio donde trabajaban juntos.

La atmósfera entre ellos había cambiado, pasando de ser compañeros de viaje y colaboradores cercanos a solo compartir el saludo ocasional y las tareas administrativas indispensables.

Pero la zoóloga, a pesar de ya contar con sus herramientas de trabajo, aún requería ayuda de Diecisiete para ciertas cosas, como:

—Maldita sea...— maldijo ella. (Tn) estaba intentando arrancar el vehículo ya tres veces, y no lo lograba encender.

Cometió un error al manipular los pedales, al pisar tanto el embrague como el acelerador simultáneamente. La presión ejercida sobre el pedal del acelerador fue excesiva, lo que resultó el apagado repentino del vehículo. Frustrada, intentaba comprender qué había salido mal y cómo solucionarlo.

Ella se sentía fuera de su zona de confort al manejar un automóvil con transmisión manual, ya que estaba más acostumbrada a conducir vehículos automáticos en la ciudad.

El uso de la caja mecánica representaba un desafío para ella, ya que tenía menos experiencia con el embrague y la sincronización de cambios. Había tenido pocas oportunidades de practicar con automóviles que requerían este tipo de manejo, lo que la dejaba un tanto insegura y nerviosa al volante.

Resignada, se bajó del vehículo que apenas había avanzando unos metros lejos de su cabaña. Tomó el walkie y giró la rosca al canal 7. Suspiró antes de presionar el botón y habló.

—Diecisiete, aquí (Tn).

El ruido de señal llegaba del otro lado, y en unos instantes, la voz de Diecisiete.

—Aquí Diecisiete.

(Tn) soltó una risa nerviosa y presionó el botón.