CAPÍTULO DOS

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Dos años después:
Marzo 10,2025.

- ¿Sabes algo de tus hermanos?
- preguntó Magui mientras cargaba su rifle con la tranquilidad que la caracteriza -¿O de tus sobrinos?

-Kinn me envía fotos del niño al igual que Vegas -explicó mientras observaba por la mirilla de su Remington 700 al edificio que se hallaba a tres cuadras de donde ellos estaban estratégicamente colocados sobre el techo de un edificio de departamentos en un barrio de mala muerte - Hay dos sujetos caminando de un lado al otro. Me pone nervioso - le informó a Magui.

-Espera a que el tercero llegué y luego terminamos con esto - Magui se colocó en posición junto a Kim apoyando su rifle en el borde de la pared; por la altura debían permanecer de pie.

Magui maldijo cuando una de sus manos se negó a cooperar, ya no eran las mismas y cada tanto se entumecen si sostiene mucho tiempo el arma.

- ¿Estás bien? - Kim miró las manos de Magui y luego a ella. Sabía de su condición pero era tan malditamente terca para quedarse sin salir a una misión.

Siempre le decía que solo estaría quieta cuando estuviera enterrada.

Kim rogaba no fuera pronto. La quería, aunque no se lo dijera.

- Lo estoy - bufo Magui la respuesta. Odiaba que su cuerpo no cooperará. Odiaba estar envejeciendo, y odiaba las artritis.

- Payhu ya tiene dos años - continúo la conversación kim volviendo la vista al frente y sobre los hombres en el edificio
- Prapai, o Pai como le dice Porsche, acaba de cumplir su primer año.

- Lo sé. Estuve en su cumpleaños
-Magui tomó un sorbo de agua y con ella una pastilla para calmar un poco el dolor
-no pude resistir a la invitación.

-¿Qué dijeron? - Kim suspiró pesadamente sabiendo que no sería nada bueno.

-Les dije que estabas en una misión, lejos
Si Porsche sabe la verdad, bueno.

-Bien - asintió Kim.

- Fuiste a verlo ¿cierto? - aunque, Magui ya sabía la respuesta.

Un silencio se formó entre ellos.

-Kim - comenzó Magui pero este no la dejó terminar.

-Si. Una vez al mes, lo hago - Kim bajo la mirada - es una necesidad que me quema las entrañas y se expande a través de mi cuerpo, Magui. Yo, solo...

-No puedes seguir haciéndote eso, hijo
- Magui le habló como una madre. Con cariño y preocupación -solo te lastimas aún más, y a él. Déjalo ir.

- Chay no sabe que estoy allí - respondió
-nunca me dejó ver...él es feliz. No quiero, yo no. No puedo.

Una expresión de dolor y tristeza cruzó el rostro de kim y Magui se sintió mal por haber preguntado, pero amaba al chico testarudo como si se tratara de su nieto y odiaba el hecho de verlo sufrir.

- Está aquí - murmuró kim. La vista al frente, con el pulsó perfecto sosteniendo su rifle mortal. Midió la distancia, el viento, la presión atmosférica y la temperatura, sin dejar detalle al azar.

- Bien. Terminemos con esto. Tengo hambre.

> Tan malditamente fría en su trabajo y tan protectora con nosotros<

Magui se posicionó, miró a través de la mira, tomó aire y lo contuvo.

Kim hizo lo mismo.

Esperaron el instante preciso hasta tener fijos los objetivos.

Tres disparos certeros.

Los hombres estaban muertos en cuestión de segundos.

Recogieron todo rápidamente y salieron del edificio sin decir palabra alguna.

Dogs From Hell: Kimchay Donde viven las historias. Descúbrelo ahora