CAPÍTULO CUATRO

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Después de dos largos años, ahí frente a él, se hallaba Chay, como si de una alucinación se tratara y aún más hermoso y encantador que nunca; también más maduro.

Si, es verdad que Kim lo estuvo observando todo ese tiempo. Cada mes iba a verlo, pero siempre de lejos, nunca lo importunó o invadió su espacio. Chay nunca supo de su presencia.

Esto era diferente. Chay lo veía con sus hermosos ojos negros que brillaban como un par de estrellas. Su corazón palpitaba rápido bajo sus costillas. Kim rogó que no lo escuchará. No tenía derecho a saber lo que le provocaba todavía.

- >Hay tanto silencio ¿por qué hay tanto silencio?

Me aturde.

Es ensordecedor.

Ya basta.

Si solo vinieras a abrazarme
Si solo vinieras a mí.

Ven a mí, amor mío<

Los pensamientos lo envolvían todo aturdiendo los sentidos de Kim y se sintió mareado momentáneamente.

Kim inhaló profundamente y caminó lento ayudado por las muletas, lo cual era extremadamente difícil y doloroso ya que su hombro estaba lastimado también.

- Kim - susurro Chay cuando lo vio de pie frente a él -¿Qué sucedió?

Chay frunció las cejas, parecía realmente preocupado. Sus ojos lo miraron con lástima.

Eso enojó a Kim. No quería su lástima, quería su amor. Lo quería a él.

- Hola, Chay - dijo cuando por fin encontró su voz - bienvenido. Siéntete como en tu casa.

- Yo... - balbuceo viendo cómo Kim pasaba de largo sin darle mayor importancia.

Chay quiso decir algo, pero parecía que su lengua no cooperaba. Lo vio alejarse de él y subir las escaleras con dificultad, pero no hizo nada para ir a ayudarlo. Se quedó quieto, como todo este tiempo.

- Ven Chay - le dijo en voz baja su hermano - necesitas ducharte y descansar.

Porsche guío a su hermano a la habitación de invitados.

Los hermanos Sumentikul habían hecho de la antigua habitación de sus padres una para recibir visitas. Ninguno de ellos quiso dormir allí. Demasiados recuerdos.

- ¿Estarás bien? - Pregunto Porsche cuando Chay termino de entrar en el cuarto y dejar su equipaje en un rincón.

Él asintió con la mirada triste.

- Duerme un poco - aconsejó - Es temprano. Te llamaré para el almuerzo.

-¿ Qué le sucedió a Kim?
- la voz de Chay era pausada. Cómo si tuviera miedo de saber, pero a la vez necesitaba hacerlo.

- Fue herido en una misión - contestó Porsche con sinceridad. No veía ningún motivo para mentir - Él trabaja junto a Magui y otros dos sujetos. No los conozco ya que nunca están por aquí.

- ¿Herido? ¿cómo? - Chay sintió que su piel se helaba con un sudor frío que le recorrió la espalda y llegó hasta su nuca. Sus piernas de pronto no tenía la fuerza para sostenerlo y tuvo que sentarse en el borde de la cama.

- Le dispararon, Chay - Porsche ahora dudaba si seguir o no cuando vio el estado de su pequeño hermano. Se notaba que Chay se preocupaba por Kim. Y ahora sabía que nunca dejó de quererlo.

- ¿Cómo? ¿ Por qué?

- Dos disparos - continuó Porsche. Si chay quería saber entonces él no sería un obstáculo - Uno en el hombro, el cual hizo bastante daño. Otro en la pierna. Necesitará rehabilitación para recuperar el movimiento del brazo.

Dogs From Hell: Kimchay Donde viven las historias. Descúbrelo ahora