VII

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"Porque todo lo que yo observaba eran esos ojos color miel y su cabello castaño que volaba con la brisa, cada pestaña que levitaba de cada uno de sus ojos y con los cuales sonría solamente con la vista, admirándote como siempre pero no lo suficiente para lamentar tu repentina ida"

"Porque todo lo que yo observaba eran esos ojos color miel y su cabello castaño que volaba con la brisa, cada pestaña que levitaba de cada uno de sus ojos y con los cuales sonría solamente con la vista, admirándote como siempre pero no lo suficien...

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Y ahí estaban, los dos chicos en una sola habitación, uno obligado a no levantarse y el otro consintiendo y cuidando al otro por la fiebre que tenía el chico castaño.

- Ya estoy bien, Spreen...No hay necesidad de que estés aquí.

- Roier, te juro que me importa una chota que me odies de un día al otro, no te voy a dejar morirte vos solo.

Pues el plan iba de mal a peor ¿Donde quedó el "no le hablaré a Spreen en mi perra vida"?
En la basura de seguro porque ahora se moría de pena de ver a su amigo ahí con el.

Spreen prendió la Alexa del castaño, ordenándole que ponga Let The Light In de Lana del Rey, sabía que a Roier le gustaba mucho y más esa canción, la puso para que aunque sea se calmara un poco el chico del estrés grande que se le notaba desde que el llego, sin ninguna idea en mente de porque la actitud de este se había vuelto así de un día al otro.

El pelinegro se sentó en la orilla de la cama de su amigo simplemente para reflexionar las cosas en silencio y escuchar la canción, los dos chicos estaban en silencio y pensando sus propias cosas, Roier, totalmente echo un desastre intentando evitar a su amigo porque ya sabía cosas que no debía, Spreen por su parte, el por qué el castaño se comporta así con el, pensando si había hecho algo muy malo.

- Spreen.

La oreja de oso del chico se levantó al instante al escuchar su nombre, volteando rápidamente su cabeza a ver al chico.

- Si?

Pasaron unos pequeños segundos de silencio para que el castaño volviera a hablar, se sentía que por dentro estaba algo tembloroso.

- ¿Crees...qué soy un buen amigo?

Roier seguía con su mirada perdida en el techo, solamente moviendo la boca para hablar.

- ¿Por qué preguntas eso?

De nuevo, el silencio y la música volvían, la angustia y el nerviosismo de Spreen aumentaba cada segundo que Roier no hablaba.

- ¿Ro?

Tenía sus ojos entre abiertos, solo estaba disfrutando por unos momentos la melodía de la música, era algo que lo relajaba y más en este momento donde ni él mismo se soportaba.
Era la primera vez que se comportaba de esta manera con alguien, era la primera vez que alguien conocía a Roier y no a Ro, los únicos que reconocían esa persona eran sus padres y bien que lo conocían, porque en el momento en que el castaño entra a su casa cambiaba totalmente, solo conocía su cuarto y baño, nada más que eso; y lo peor de todo esto es que desde que se mudó a esta casa (hace ya 3 años) nunca ha conocido el garage, tampoco el almacén que hay alado del baño principal, y mucho menos el cuarto de sus padres, así de solo estaba él.

Una pequeña lágrima cayó de su ojo derecho, recorriendo un pequeño camino ya que el chico estaba tumbado en su cama, cayendo en las sábana que tenía debajo de él, su garganta se sentía realmente sofocada por aquellas palabras que no podía soltar, dolía como nadie se lo imaginaba, y ese dolor nunca desaparecía.

Estaba tan sumergido en sus pensamientos que no se dio cuenta que tenía a Spreen de un lado, hablándole intentando hacerlo reaccionar.

- Roier!

- Ahh... perdóname...

- ¿Cuál perdón, boludo? ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás así?

- Yo...eh, te lo cuento en el secu, va?

Sonrió nervioso intentando evitar todas las preguntas que le había hecho el chico, como si eso no fuera cotidiano.

- Roier, yo ya no te creo ni un huevo, siempre me decís que me contas cuando puedas o algún día, ¿cuando llegará ese puto día? Llevas todo esta semana con tu cara de culo y nunca me decís nada.

Roier estaba acorralado, pero en las palabras de Spreen, ahora no podía escapar a algún lugar porque ya no había manera de evitarlo.
El castaño se sentó sobre la cama, haciendo que el contrario se parara.

- Eh...Spreen, wacho estoy cansado, tal vez tú también, es mejor que...

- ¡No, Roier! ¡No me voy a ir de aquí hasta que vos te dignes a decirme que chota te pasa!

Sus gargantas dolían, Roier por aquel nudo que sentía por querer decir las palabras pero que el mismo callaba, y Spreen por el nerviosismo y desesperación que sentía al ver que el castaño no decía absolutamente nada nuevo.

Estaban en silencio los dos, sus respiraciones empezaban a agitarse poco a poco.

- Che...Ro, perdón por gritarte...

- No, Spreen, vete a la fregada ya, lárgate.

- No, Ro, perdóname yo no que-...

- Ni me mires la jeta, Spreen...vete ya.

Y así fue como el azabache tomó sus cosas, mirando por unos segundo cómo la mirada de su amigo estaba totalmente apagada, ese no era el Roier que conocía, pero no quería que su chico pasara un mal rato por su presencia.

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hola chicjjsos, no pude poner imagen así q pongo un solecito

avísenme si hay una falta de ortografía
y plis pongankkr estrellita pq tengo bloqueo
lqmmm
atte: yo

pretty boy ˗ˏˋ ★ ˎˊ˗ Spiderbear Donde viven las historias. Descúbrelo ahora