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☆Capítulo dos☆

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Macao movió uno de sus pies en círculos, eran un poco más de las 4 de la mañana, su espalda y sus pies ya dolía como el infierno.

Había caminado por toda la parte del bar con bandejas con cócteles, se había encargado de hacer algunos. Cosa que hizo que le llegara una que otra nalgada lo que lo hizo sentir asqueado.

Muchos hombres aprovechaban que servía los cócteles en las mesas le metían billetes en su pantalón aprovechando de tocarlo.

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Ahora estaba sentando, le habían dado 30 minutos de descanso lo cual aprovechó de tomarse una Coca Cola y masajear su cuello.

—¿cansando?— el hombre que había conocido como Puen se acercó a sentarse a su lado.

— un poco— rio sin ánimo— tener dos trabajos no es fácil.

— debes ser de muy bajos recursos como para tener dos empleos— hablo el chico al cual rápidamente Macao lo pudo reconocer como alfa.

En su mente se carcajeó pues había dado la imagen que quería, un chico de bajo estatus social que necesitaba el trabajo por el dinero.

— si, ser mecánico en la mañana y barman es algo difícil— siguió con el juego para luego darle un sorbo a su botella.

— veo que te duele el cuello, déjame hacerte un masaje rápido— Puen se levantó y se acomodó detrás de Macao.

Pasó sus fuertes manos por los hombros del alfa y comenzó a hacerle masajes en estos y en el cuello. Los músculos de Macao se relajaron y rápidamente se dejó llevar por el masaje, gimió cuando Puen tocó un punto donde había un nudo.

— tienes un problema aquí en tus hombros.

—¿que hacen?– Aob llegó al lado de los dos alfas, Macao sintió un agrio aroma y pronto supo que Aob era un enigma.

— le estoy dando un masaje al nuevo— Puen siguió moviendo sus manos, Macao casi babeo por lo bien que se sentía.

Su cuello y hombros dolían tanto por el esfuerzo físico que Way lo mantuvo haciendo toda su luna de miel como por las horas que llevaba trabajando sin parar.

— muchas gracias Puen— agradeció Macao cuando el chico dejó de masajear su cuello.

—el primer día siempre es el más duro— Aob se sentó al frente de los dos.

—¿desde cuando trabaja aquí P'?— Macao utilizó su arma mortal, sus ojitos de cachorro que brillaban cada que el quería.

— desde que comenzó este negocio— Perfecto, sabía que haciéndole ojitos al enigma este cedería. Aob comenzó a contar su historia de cómo había llegado a trabajar en el lugar— y soy el favorito de muchos clientes.