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Dándole un abrazo rápido a Charlie y uno bastante reacio a Cor, Lucifer observó cómo las dos chicas desaparecían hacia el otro lado del campus. Teniendo una población tan baja de menores en el círculo del orgullo, provenientes de los Hellborn en su mayoría reubicados una vez que los niños tuvieron la edad suficiente para asistir a la escuela, los edificios de educación preescolar, primaria, media y superior se habían construido como uno solo. A menudo con lo pequeñas que eran las clases, los estudiantes de nivel medio y superior solían ser colocados en el mismo salón de clases. Ocurría algo parecido en primaria y preescolar.
ーSólo necesito encontrar la oficinaー, tarareó para sí mismo.
No era un extraño para este edificio, ya que él y su esposa proporcionaban fondos cada año desde que Charlie comenzó a asistir. Pero antes, si era necesario que alguien tuviera que entrar, Lilith era quien lo hacía.
…
ーSimplemente actúa como si estuvieras hablando con Lilithー. Suspiró mientras seguía caminando. ーComo si estuvieras desempeñando un rol.
Los pasillos estaban vacíos, lo cual no era sorprendente. Se había asegurado de llegar media hora antes de que sonara la primera campana, a las ocho y media. Incluso con él volando a toda velocidad, Lucifer sabía que estaría cerca de llegar a la embajada.
Sera era muy estricta con el horario, algo que él había sido una vez. Pero todo eso se fue por la ventana después del nacimiento de Charlie, y recientemente con la caótica llegada de Cor. Ahora, su simple lema era: ‘sobrevive durante el día y bebe vino más tarde’
Siguiendo el mismo camino que la última reunión, pronto encontró la oficina. Entró rápidamente, hallándola cálida y más luminosa que el resto del edificio. Como era de esperarse, la oficina era pequeña. A su derecha había una pequeña sala de espera con tres sillas acolchadas y una mesa en el centro con revistas. A medio pie de él, un largo mostrador cortaba la habitación por la mitad. Agrupadas sobre él había cestas de alambre llenas de papeles. En tres áreas separadas, bloqueadas por vidrios, tres trabajadores (dos escribiendo en computadoras y otro escribiendo algo sobre un pergamino).
Uno de ellos, una pecadora de baja estatura con un único y brillante ojo amarillo, lo notó primero. ーBuenos días, señorー, saludó, con un falso profesionalismo filtrándose en su voz. Sonaba robótico, algo que no era natural para ella. ー¿En qué puedo ayudarlo?
ーNecesito hablar con el director o el superintendenteー, dijo Lucifer mientras daba un paso adelante y su mirada roja se posaba en el mostrador. ーNo tengo mucho tiempo antes de una reunión en la embajada.
ーYa vuelvoー. La mujer pequeña saltó del taburete y se deslizó entre un largo tramo de archivadores. En la parte de atrás, se escuchó el sonido chirriante de una puerta maltratada y susurros antes de que se acercaran pasos.
