𝐢𝐱.

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La habitación estaba fría y oscura, solo permitía ver pequeñas bocanadas de aire

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La habitación estaba fría y oscura, solo permitía ver pequeñas bocanadas de aire. Presionados contra el suelo, dos pares de ojos se asomaron desde debajo de donde ella se escondía, asustados por las fuertes vibraciones contra el suelo.

Su mundo estaba en silencio, pero se daba cuenta de que papá no estaba contento. Ella había hecho algo que lo molestó y mamá la alejó. Papá no haría daño a mamá a como le haría a ella. No mientras mamá fuera redonda y grande. Siempre fue más amable durante esto.

De repente, la habitación oscura se iluminó y la puerta se abrió. Con la mano volando para cubrirse la boca, trató de hacerse más pequeña. No eran mamá y su vestido. Era papá con sus pesadas botas de trabajo, enviando vibraciones más fuertes a través de sus dedos.

Entonces apareció mamá, parándose frente a la cama, con el cuerpo temblando. Su pie pisoteó, una vibración ligera y suave en comparación con el enojado de papá.

Con los pies girando y la puerta cerrándose de golpe, mamá cayó al suelo, con el cuerpo temblando. Con el rostro mojado, la guió afuera, acunando su ropa y su aliento rozando su cabello desordenado.

Luego, pequeños golpecitos en su mano, algo que mamá hacía desde pequeña.

Dos golpes.

Pausa.

Cuatro golpes.

Pausa.

Diez golpes.

Hecho.

Más tarde, cuando se toca los labios. Mamá murmuraría. ⁠ーTú…⁠ ー dos golpes. ⁠ーEres. ⁠ー cuatro golpes. ⁠ーSuficiente.⁠ー diez golpes.

Charlie no sabía lo que significaba. Que, esta pequeña escena se había abierto paso en su mente, destinada a que ella la viera. La conección compartida entre ella y su alma gemela siempre venía con pequeños fragmentos de algo destinado a mostrarse y aprenderse. Pero, cuando lentamente comenzó a removerse, la princesa no entendió.

Con su mirada tomándose el tiempo para adaptarse, encontró el familiar sofá debajo de ella y una manta envuelta a su alrededor, como si volviera a ser una bebé. La habitación había sido silenciada en una suave oscuridad, apenas lo suficientemente iluminada para ver los detalles más distintivos que alejaban cualquier confusión. El suave y distante tictac del reloj terrenal de su padre, el crepitar del fuego y los distantes zumbidos de su madre, sonando más profundamente en la mansión.

Jadeando al darse cuenta y empezando a comprender lo que su alma gemela había estado tratando de comunicar, Charlie intentó echar las piernas hacia un lado, cuando una punzada de dolor en el ojo y la espalda la hizo congelarse.

❛ more than anything ❜ 𝓒𝓱𝓪𝓰𝓰𝓲𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora