Afterstory 4: Adagio II

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Afterstory: El final de nuestra historia

Parte 4: Adagio II

"¿Qué tan difícil puede ser?", una pregunta con la que pueden comenzar todo tipo de desventuras a partir de subestimar una situación que, quizás, no es complicado como tal, pero que el exceso de confianza nos vuelve estúpidos e incautos.

Miku también usó esa frase ese día y pensó que, si ella que había conquistado todo Japón con su voz y que seguía moviéndose como cuando tenía 17 años, sin duda, podría preparar una pasta con camarones para su esposo.

Sin embargo, todos hablan, porque hablar es muy fácil.

Comenzó a escaso tiempo de que Satou saliera de su trabajo, para que cuando él llegara, todo estuviera calientito. Según ella, terminaría a tiempo.

Comenzó viendo una video-receta de solo 5 minutos, la cual obvia muchas cosas, y pensó que el procedimiento era sencillo, así que cometió el segundo error: confiar en su memoria.

Puso a cocer la pasta en la olla a fuego alto y metió los palitos de pasta por completo, aunque los cortó por la mitad para que entrara y tapó la olla.

Todos sus movimientos en la cocina fueron observados por Kana.

«¿Y la sal? Si lo coces de esa manera, tendrás que agregar sal después, mi querida señorita». Una sonrisa maliciosa se extendió por su rostro y siguió observando a Miku, quien seguía usando su bastón para apoyarse.

—Ahora que lo pienso... —susurró la idol para sí misma al recordar algo, luego se fue a sentar en el banquito que había cerca, para enviarle mensajes de texto a su esposo. «Ya viene en camino, puedo platicar un poco con él y decirle que tengo una sorpresa para él».

Fue en ese momento en el que cometió el tercer error para completar esta receta del desastre: distraerse.

¿Cuánto son 15 minutos de plática? Quizás son solo 15 minutos de ocio, pero cuando estás cocinando, eso puede traducirse a que, debido a tanto vapor acumulado, la tapa de tu cacerola salga volando por los aires debido a que el aire caliente quiere escapar.

Y así fue como pasó, la tapa de la olla salió disparada y Miku solamente pudo gritar.

—¡Waaaaaaaah! ¿¡Qué pasó!? —Aterrada se puso de pie sin su bastón, por lo que terminó arrepintiéndose después, alzando su pie lesionado y manteniéndose solo en uno en perfecto equilibrio—. ¡Uugh! ¡Ahhh! ¿¡Y esa espuma!? ¿¡Q-Qué está pasando!?

—¡Miku-sama, no toqué la olla! —gritó Kana, detrás de ella y deteniendo a su señorita de hacer una estupidez, luego ella apagó el fuego de la estufa—. Haaa...

El vapor se extendió por toda la cocina, por lo que, Miku empezó a toser.

—Miku-sama, eso fue muy peligroso, ¡pudo haberse quemado la mano!

—Uh, bueno, es que yo... creo que no conté bien el tiempo... que bueno que estabas cuidándome, Kana-san, ¡gracias! —Miku abrazó a su sirvienta, quien sudó frío y se sintió mal por lo que hizo antes.

—Yo no... no merezco esos halagos, señorita. La verdad es que solo estaba cerca.

—Ya veo, ya veo~, gracias igualmente. De la que me salvaste, ¿debería recompensarte~? —preguntó a su oído y besó su mejilla.

—¡Miku-sama, yo no soy de esas! —La separó de ella con sudor en la cabeza, pero la idol solo pudo reírse con buen humor. «Ahora ya no me siento mal por lo de antes, ¿debería de seguir sintiéndome mal? Ah... supongo que ese es el poder de idol de Miku-sama, su encanto es totalmente natural, ¡maldición!»

Amor MelódicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora