¡No puedo amarte! ~Papulince :v × Panafresco 😳~

Cambio de planes

A través de la puerta pasó Fujoshi, a pasitos apresurados cómo si se tratara de una niña que acababa de hacer una travesura.

—Hola, ¿qué andas haciendo? –preguntó Papu mientras miraba cómo ella se sentaba en el borde de la cama.

—Nada, vine a presumir que Admin me dio su número –exclamó ella mostrando el nuevo contacto en su teléfono, a lo que Panafresco se sorprendió, incluso dejó escapar un pequeño suspiro, iba a protestar cuando ella volvió a hablar —¿qué estaban haciendo?, se ven mal.

—Sólo estábamos conversando, de algo, ah... –exclamó Panafresco un tanto incómodo.

—Creo que volví en mal momento, ¿los dejo solos?

—Quédate –pidió Papu a lo que ella sonrió.

—¿Y de qué están hablando?

—Papulince me contó varias cosas –respondió Panafresco, bastante feliz con la idea de haber platicado con él.

—Así que, ustedes dos ya se llevan bien –exclamó ella con una sonrisa y arqueando una ceja.

—Sí –fue lo que pudo soltar pana, y aunque fuera una sola sílaba, logró mostrar nervios y tartamudearla al mismo tiempo, cosa que le dio ternura a Fujoshi.

Por su parte, Papu se emocionó con aquella respuesta, no pudo evitar ver al otro, quien, convenientemente se volteó, así que sus miradas se cruzaron y ambos terminaron por sonreírse de manera boba.

—Me alegro por ustedes –exclamó ella de manera genuina —y bueno, ya que estamos, ¿puedo preguntar algo?, es que me pica la curiosidad

—Adelante.

—Quería saber si me pueden contar cómo se conocieron –preguntó la chica con nervios, a lo que Panafresco negó con la cabeza.

Pero a Papu le pareció recordar que ya había quedado de contarle la historia, así que comenzó:
—No fue hace mucho, navegando por ahí encontré el perfil de Pana y le mandé solicitud de amistad porque en la ubicación decía que éramos de la misma ciudad —ante su explicación, el otro cambió de parecer.

—Sí, creo que me acuerdo, cómo tenías todo lleno de pacmans te la acepté sólo para burlarme de ti.

—Qué malo eres –exclamó Fujoshi, bromeando a medias.

—Sí... luego por alguna razón nos encontramos en persona varias veces –continuó Panafresco, quien en todo momento tuvo encima la extrañamente animada mirada del moreno.

—¿Y cómo sabían que eran ustedes?

—Porque en nuestros perfiles teníamos fotos de nosotros, jaja, ya sabíamos cómo era el otro –agregó Papu, a lo que el otro asintió a modo de afirmación —luego, quien sabe cómo, pero un día discutimos como idiotas en el bus.

—¡Eso!, fue porque sonó tu teléfono con una canción grasosa o una jalada así, y una señora también te regañó porque era muy vulgar.

—¡Si!, ay, qué pena –exclamó el moreno avergonzado de sus tiempos pasados.

—Y así seguimos, en realidad no tuvimos tantos encuentros, pero si de casualidad yo me encontraba un comentario o post de papu en las redes, iba y lo re atacaba.

—Todo un fastidio –dijo el otro chico, cosa que tomó por sorpresa a Pana por muy obvio que aquello fuera.

—Ya veo –soltó Fujoshi con el ceño fruncido y la mirada perdida, cómo si se estuviera imaginando estar en el lugar del papulince — ¿y luego?