Está olvidado

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*Martes 2 de septiembre*

Pedri

Esa mañana me desperté con la luz que entraba por mi ventana, miraba atentamente como los rayos de sol se colaban entre las cortinas dándome una sensación cálida en el rostro. Alcé mi mano para juguetear con el rayo de luz entre mis dedos mientras pensaba en lo que había hablado la noche anterior con Ferran. Era verdad que puede que Fermín me... Atrajese. Tampoco sabía muy bien cómo debía de sentirme, pues nunca me había pasado algo parecido.

El despertador sonó poco después y me levanté de mi cama apagándolo y cogí la ropa del entreno para dirigirme al baño. Hice mis necesidades, me quité el pijama y me metí en la ducha. El agua cayó sobre mi cuerpo dándome una sensación totalmente contraria a la del rayo de sol de antes, era una sensación de frescor, pues notaba como cada gota de agua caía en forma de aguja en cada parte de mi cuerpo. Una vez terminé, salí de la ducha envolviendo una toalla en mi cintura y sequé mi pelo como pude para después echarlo a un lado.

Bajé a la cocina y como iba más temprano de lo normal me tomé mi tiempo en hacer el café y ver cómo las gotas caían de la cafetera hasta la taza, después le eché un poco de leche y azúcar y lo removí con mimo para tomármelo a sorbos pequeños mientras miraba como los aspersores del jardín se habían activado y el chorro de agua refrescaba el césped.

Cuando terminé metí la taza en el fregadero, ya me encargaría de limpiarla después. Cogí mis cosas y salí al coche. Conduje por las calles solitarias de Barcelona preguntándome una y otra vez otra cosa que me había dejado pensado. ¿Que le había sucedido a Gavi la noche anterior?
No lo sabía, pero pensaba descubrirlo.

Entré en el edificio de la Ciutat Esportiva y al llegar al vestuario no había nadie, así que me tomé mi tiempo para cambiarme y ponerme las botas, pero escasos segundos después, la puerta se abrió y João entró.

— Buenos días— dije sonriente cuando se sentó delante de su casillero.

— Buenos días— me contestó con su acento portugués tan característico y sacó las botas de la mochila para empezar a ponerselas.

— ¿A ti también te gusta llegar temprano?— le pregunté sonriendo.

Él asintió devolviéndome la sonrisa y se hizo un silencio que yo rompí con una pregunta que le dejó algo descolocado por la cara que puso.

— João, ¿Te puedo preguntar algo?

Él me miró y asintió

— ¿Que pasó?— le pregunté de manera cautelosa.

— Te refieres a lo de anoche ¿No?

Yo asentí agachando la cabeza pero sin dejar de perder contacto visual con él.

— No creo que deba ser yo el que te lo cuente— dijo agachando también la cabeza.

— Por favor, estoy preocupado por él, nunca lo había visto así.

Él volvió a subir su mirada para mirarme a los ojos. Y no se que vio en ellos, pero su pregunta me dejó un poco desconcertado.

— Gavi te importa de verdad, ¿No es así?

Asentí.

— Pues claro, es mi mejor amigo, lo quiero un montón y me duele verlo mal.

João asintió y se levantó para sentarse a mi lado y me lo contó todo. Desde que se chocaron en la fiesta y lo acompañó hasta el baño, hasta lo que pasó anoche.

— ¿Él te gusta?— mi pregunta debió de dejarle pensando, ya que jugueteaba con sus dedos en su regazo.

Pero cuando abrió la boca para responder Gavi y Ferran entraron sonrientes. Y cuando él vio a João dejó de sonreír y se fue a la otra punta del vestuario. João se apartó de mi lado y se sentó en su banco para seguir preparándose. Poco después llegaron todos los compañeros y salimos al campo.

El Primer Partido (Pedri X Fermín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora