El pasado de Fermín

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*Lunes 20 de noviembre*

Pedri

Me levanté a la mañana siguiente ya que tenía entrenamiento , la verdad es que me daba demasiada pereza. Pero sabía que luego me lo pasaba bien y además podía estar un rato con Fermín. Así que me levanté , me duché, me hice el desayuno y después de vestirme salí de casa.

Mi misión del día era conseguir que João viniese a mi casa. Ya que Gavi lo esperaría allí, ya que se había quedado esa noche a dormir en mi casa.

Tuvimos entrenamiento normal y cuando terminó sabía lo que tenía que hacer. Tenía que hablar con João, así que eso hice, cuando terminé de cambiarme y ducharme me acerqué a él.

— Ey João, ¿Te vienes a mi casa a comer hoy?— me miró sonriente y asintió con la cabeza.

Ambos salimos del vestuario y nos encaminamos a su coche, pues iríamos allí. Nos montamos mientras hablábamos entretenidamente y cuando llegamos ambos bajamos y abrí la puerta.

Vi como João miraba la casa atentamente. Dejamos las cosas en la sala de estar y le avisé con la mano.

— João ven, quiero que veas algo.

Ambos subimos a mi habitación que tenía la puerta cerrada, y cuando la abrí, lo metí dentro de un empujón, él me miró confundido, pero creo que supo porque había sido, cuando vio que Gavi estaba allí.

— Me tenéis los dos hasta los huevos de vuestras peleas, así que os vais a meter aquí hasta que lo solucionéis— dije algo molesto.

— Tíos, literalmente me habéis hecho una emboscada— dijo João llevándose dos dedos para apretarse el puente de la nariz.

— Más o menos, pero bueno, el caso, o lo arregláis, o no salís.

Después de eso salí de la habitación y cerré la puerta, bajé las escaleras hasta la cocina y decidí hacer algo de comer.

Después de bastante rato bajaron, los vi sonrientes, así que supuse que lo habían arreglado y después de servir los platos nos pusimos a comer con charlas animadas.

Después de comer, João me ayudó a recoger la mesa y la cocina mientras Gavi esperaba sentado en un taburete hablando con nosotros y cuando terminamos, el portugués y yo ayudamos a Gavi a subirse al coche para que João lo llevase a su casa y que pudiese descansar.

Llamé a Fer y esperé a que lo cojiese pacientemente para ver si quería hacer algo. A los tres pitidos sonó su voz al otro lado de la línea.

— ¿Si?— sonreí al escucharlo.

— ¿Te apetece venir a mi casa y hacemos algo?

— Si claro, en 15 minutos estoy ahí— asentí sonriente.

— Vale.

Después de eso colgué el teléfono y me senté en el sofá mirando mi móvil mientras esperaba pacientemente a que Fermín llegase. 15 minutos exactos después, tres toques en mi puerta me indicaron que Fermín acababa de llegar. Así que me levanté sonriendo para abrir la puerta y mi sonrisa se amplió más cuando lo vi tan guapo como siempre y sonriendo también.

Lo agarré del brazo para tirar de él hacía a mí y cuando cerré la puerta rodeé su cuello con mis brazos para unir nuestros labios en un beso que el correspondió agarrando mi culo con sus manos y pegándole un suave apretón. Cuando nos separamos sonreímos y caminamos en silencio hasta el jardín, ya que estaba atardeciendo. Ambos nos tumbamos en la pequeña hamaca cerca de la piscina. Él sobre mi pecho y yo bajo él. Empecé a darle caricias en el pelo y noté como sus labios se estiraban en una sonrisa sobre mi pecho.

— ¿Por qué me has llamado?— preguntó subiendo un poco su cabeza para mirarme.

Yo la bajé para mirarlo también y me encogí de hombros.

— Me apetecía estar contigo— sonrió— ¿No puedo?

Él negó con la cabeza mientras sonreía.

— Claro que puedes— besó mis labios.

— Además llevo un día muy ajetreado y necesitaba un momento de paz a tu lado— él me miró enarcando las cejas.

— ¿Que ha pasado?— dijo haciendo que cambiáramos posiciones para esta vez ser yo el que estuviese sobre su pecho y él acariciase mi pelo.

— Pues nada, que Gavi y João han discutido de nuevo y me ha tocado ser mediador de paz— noté como vibraba por su risa.

— Es que se te da muy bien hacerlo, y ser psicólogo también— sonreí porque siempre me decían lo mismo.

— Supongo...

Nos quedamos varios minutos en silencio y los aproveché para pensar. Y es que desde que empecé a salir con Fermín siempre había tenido una pregunta que quería hacerle, pero que me daba miedo por como pudiese reaccionar. Así después de estar abriendo y cerrando la boca una y otra vez, Fermín habló.

— Pedri, deja de abrir y cerrar la boca y dime qué es lo que quieres— sonrió y yo también lo hice.

— Es que... Quería preguntarte algo— dije incorporandome para estar ambos sentados. Él asintió con la cabeza invitándome a continuar— Es que... Siempre dices en las entrevistas que Gavi te ayudo mucho en tu peor momento, pero... Yo nunca he sabido cuál es, ni que te pasó. Y me gustaría saberlo, no es por tenerte lastima de verdad, es porque quiero saberlo, porque te quiero y me importas...

Él me miró sonriente y acunó mi mejilla para dejar un beso delicado sobre mis labios.

— Claro que puedo contártelo amor. A ver... Cuando yo entré a la Masía entré con aproximadamente 10 años. Allí me sentía demasiado... Solo, pues mi familia y mis amigos estaban en Huelva, y un niño de 10 años solo... No se, no podía manejarlo todo muy bien. No tenía amigos porque era el nuevo del equipo, el que no sabía, el principiante y me apartaban porque decían que no entendían mi acento— cada una de sus palabras me dio una punzada en el pecho, pues en sus ojos cristalizados por las lágrimas que amenazaban con salir me estaba demostrando que lo que recordaba le era doloroso para él— Lloraba todas las noches por lo que al día siguiente mi rendimiento no era el mejor, por lo que siempre me llevaba broncas y los niños se reían de mí, por lo que muchas veces me replanteba el porque estaba allí, y si todo eso valía la pena. Y cuando estaba apunto de tirar la toalla, el pequeño Gavi entró a la Masía, cuando lo vi pensé que era mi escapatoria, pues aquel pequeño niño perdido en su primer día, me dio tanta felicidad que me acerqué hasta él sonriendo, y lo hice aún más cuando vi que él también era andaluz y no se reiría de mi acento. Congeniamos al instante y nos hicimos amigos bastante rápido. Él hizo que yo me sintiese mejor conmigo mismo, me invitó a ir al psicólogo y me convenció para que lo hiciese y fue la mejor decisión de mi vida, pues me ayudó a salir del agujero en el que estaba, y Gavi me acompañó durante el proceso. Por eso le tengo tanto cariño. Poco a poco salí de aquel hoyo, si no, hoy no estaría aquí, seguramente estaría en Huelva sacándome una carrera y arrepintiéndome cada día de aquella decisión.

Se me resbaló una lágrima por la mejilla y él sonrió mientras me la besaba para quitármela. Después de sorber por mi nariz y analizarlo todo bien volví a hablar.

— ¿Sigues yendo al psicólogo?— pregunté sin sonar demasiado incómodo.

— De vez en cuando, cuando estoy de bajón— dijo encogiéndose de hombros.

— ¿Sa-sabes que si estás de bajón me tienes a mi verdad? Si me llamas iré, si me escribes iré, solo dímelo Fer, quiero que esto sea de los dos, no quiero que haya secretos entre nosotros, y más en cosas que te duelen— él sonrió acunando mi mejilla y dejó un beso en mi frente y después dejó un beso en mis labios haciéndolo más cariñoso cuando nuestras lenguas se entrelazaron.

Después de ver como el sol se escondió del todo. Entramos en casa, cenamos y nos fuimos a dormir juntos entre caricias reparadoras y besos delicados.

——
Bueeeeeno, como ya os dije este es el ultimo cap que subiré de esta historia hasta finales de mayo, ya que empiezo de exámenes, por esa fecha lo retomaré, si me alargó mucho nos veremos a finales de junio. Pero os traeré varias cositas preparadas que escriba en ratos libres. Ya sabéis que una ★ me ayuda muchísimo. ID A DARLE APOYO A MI VIDEO DE TIK TOK!!! chaaaaooooo♥️

El Primer Partido (Pedri X Fermín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora