Capítulo 11 🐺

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STELLA

¿He dicho eso en voz alta?

El aire que respiro se siente muy caliente, hasta siento como me quema los pulmones. O tal vez sea por el efecto que Killian tiene sobre mi cuerpo. Me observa en silencio, pero cuando levanto la mirada para ver qué es lo que dicen sus ojos, casi me desmayo por esa mirada tan feroz y llena de lujuria con la que me examina.

Me examina realmente, cada parte de mi rostro, después baja la mirada hacia mis hombros desnudos y el escote que se pronuncia más gracias a que mis pechos se mantienen apretados en su torso. Mis pezones duelen por los duros que están, acribillan la piel de su cuerpo y cuando me muevo contra él sin ningún tipo de pudor, la sensación de su piel dura contra mis pezones hace una fricción que me encanta.

Y el agua no solo es lo que moja la humedad de mi entrepierna.

Oh, vaya.

—¿Quieres matarme, Stella?

—Sí. Mientras me haces tuya.

Maldigo por tener una boca tan sucia, no se que me está pasando. No digo estas groserías mientras estoy con un hombre.

Pero es que este hombre saca mi versión más...Sucia. Perversa.

La mano de Killian se pasea dominante sobre mi cuello, me empuja delicadamente hacia atrás para que mi cuello quede a su merced. Le aprieto las piernas sobre sus caderas, me aferro a él porque es lo único que me hace quedar a salvo en este momento. Si miembro se resbala por el hueco de mi entrepierna, suelto un suspiro incontrolado.

—¿Eso es lo que quieres? —cuestiona, mientras desliza la punta de su nariz por mi garganta —. Sé clara con lo que quieres, dilo. Qué quieres. 

No puedo dejar de mirar sus labios cuando me lo ordena.

—Algunos besos.

Una pequeña sonrisa traviesa se escapa de su expresión seria.

—¿Sólo besos? —cuestiona, alzando la comisura de su labio para sonreír ampliamente.

Asiento moviendo mi mano para acariciarle el labio inferior, estoy tan emocionada por tenerlo tan cerca, desnudo y pegado a mi, que mi sistema se colapsa. No estoy aprovechando el rato para tocar todas las partes de él que me muero por acariciar. Tiene un cuerpo que me infarta, el de un guerrero irresistible.

Los labios de Killian se chocan con la piel de mi cuello de repente, la calidez de sus labios me hacen soltar un jadeo, me produce un cosquilleo placentero tenerlo ahí entre el hueco de mi clavícula y mi garganta.

—¿Cómo estos tipos de besos? —pregunta.

Su lengua resbala pausadamente por mi cuello, se detiene para dejar leves besos y seguir lamiendo cada parte que se deja. Su respiración agitada me ponen los vellos erizados. Eleva sus besos hacia el lóbulo de mi oreja, utiliza sus manos para aferrar mis mechones ondulados y tener espacio libre para que sus labios chupen la piel de mi garganta.

—¿Qué te pasa, princesa?—se mofa —. ¿Ya no hablas?

—Déjame.

Luna MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora