cinco

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— ¡max! —habló charles, moviendo su mano de un lado a otro, llamando la atención del aludido en cuanto vio a su mejor amigo acercarse a él con una gran sonrisa.

— charles. —saludó sonriendo.

ambos jóvenes habían decidido ir a la plaza que les quedaba cerca para pasar el rato y probar los helados de la nueva heladería que recientemente había sido abierta.

cuando el rubio llegó junto a su amigo, emprendieron su camino al local mientras charlaban de cualquiera cosa, a veces riendo.

al llegar se acercaron a la chica que atendía de cabellos rubios quien mascaba chicle, parecía desinteresada en su trabajo pues su mirada lucía cansada. pidieron los helados que comerían y se dirigieron a una mesa vacía dentro del lugar.

algunas veces se quedaban en silencio, pues los dos comían de sus helados y en otras sacaban algún tema de plática.

— por cierto, —comenzó charles, mientras le daba otra lamida al alimento. — carlos me invitó a la fiesta de su amigo hamilton así que quería saber si quisieras ir conmigo. —dejó de comer para mirar al neerlandés.

— no lo sé. —hizo una mueca. — sabes que no bebo y a ninguno nos gusta ir a fiestas. —dijo, tratando de excusarse.

— ya sé, tonto. —rodeó los ojos divertido. —no te voy a pedir que bebas, porque ni siquiera es obligatorio pero podemos intentar algo nuevo. —se encogió de hombros y mordió la galleta del helado.

— de acuerdo.

charles sonrió y le agradeció.

ésa misma noche, un amigo de carlos los había llevado hasta la casa de hamilton

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ésa misma noche, un amigo de carlos los había llevado hasta la casa de hamilton. charles no recordaba el nombre del chico pero lo había visto antes, pues a veces iba con ellos en el recreo a charlar un poco con el español.

el camino a la casa del anfitrión, fue algo largo, sin embargo hablaron un poco y ni siquiera se dieron cuenta del trayecto a su destino.

al llegar, todos bajaron de la furgoneta, y notaron que en realidad no era una gran fiesta. no se escuchaba la música tan alto y no había gente fuera de la casa. supusieron que el dueño había invitado a sólo unos amigos.

entraron y no se equivocaron, pues en realidad no había mucha gente.

charles y max no conocían a muchas personas de ahí en realidad. por lo que decidieron que se quedarían juntos.

ambos amigos se dirigieron a la cocina a robar un poco de comida y algo de tomar. incluso se quedaron ahí un largo rato hasta que lando les habló.

se habían reunido todos en la sala de estar, se encontraban sentados en forma de circulo.

— ¿tenemos que quedarnos aquí? —susurró max al monegasco.

— juguemos un rato. —contestó mirando al mayor, este le dio una mirada asesina pero aceptó.

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