"me gustas, charles."
el castaño se quedó a dormir en la casa del rubio, pues anoche habían llegado algo tarde y se había despertado antes.
por lo que ahora se encontraba mirando el techo, con un brazo bajo su cabeza mientras pensaba en las palabras que max le había dicho la noche anterior.
¿qué siento yo por él? se preguntó chan.
el monegasco quería a max, demasiado.
no soportaría que algo le pasara y amaba cuidarlo. de hecho, siempre se había preocupado por el mayor.
las veces que max se enfermaba y tenía que quedarse en cama por varios días, charles iba a visitarlo para que no estuviera solo y pasar el rato con él. además, leclerc podía quejarse de la mucha tarea que sus maestros le dejaban o lo mucho que su profesor de literatura, el señor verspecht, lo odiaba.
pero todo eso no importaba. no importaba porque no era lo mismo que sentía max por él.
lo que el de cabello rubios sentía por charles no era solo preocupación, no solo lo quería. el neerlandés estaba enamorado de leclerc y no había nada que se pudiese comparar con eso.
el castaño necesitaba darle una respuesta pronto a max pero en realidad no tenía idea de cómo y si tan rápido como deseaba.
tampoco quería lastimarlo, era lo último que quería.
— te ves guapo cuando estás pensativo. —susurró una voz un poco ronca.
max había despertado y lo miraba. cuando charles correspondió la mirada con una ceja alzada, se tapó la boca en seguida.
recién se había dado cuenta de lo que dijo y sus mejillas estaban rojas.
el monegasco sonrió de lado.
— ¿cómo estás, max? —preguntó el menor cambiando de tema. — ¿te duele la cabeza?
— un poco. —hizo una mueca.
charles negó divertido.
— ¿quieres que te traiga algo? —lo miró expectante. — puedo hacerte una sopa.
max asintió sonriéndole después de pensarlo un poco.
— ahora vuelvo, entonces. —tomó la cara del mayor entre sus manos y depositó un pequeño beso en sus labios.
el castaño se paró de su lugar dejando al neerlandés en su cama para dirigirse a la puerta de la habitación y bajar las escaleras.
escuchó una voz masculina en la cocina y se extrañó, acercándose lentamente a aquel lugar.
luego recordó que era sábado por lo que el padre de max no trabajaba hoy.
el señor verstappen era un hombre de negocios, muy pocas veces se encontraba en casa y los días que estaba con su hijo, sábados y domingos, pasaba el tiempo en su estudio hablando por teléfono con clientes o sus trabajadores.
charles siempre se sentía mal por el hecho de que su amigo de cabellos rubios estuviese solo en casa. por lo que, de hecho, prefería estar en casa del mayor que en la de él mismo.
— lo necesito para el lunes, john. —dijo el señor verstappen. — de acuerdo, sí. gracias, nos vemos el lunes. —colgó.
charles había entrado cauteloso, intentaba no molestarlo pero no funcionó pues el señor lee lo miró mientras comía una pasta algo sorprendido.
— charles, —habló tapándose la boca con una mano mientras masticaba y luego tragó. — ¿qué haces aquí?
— hola, señor. —saludó con una sonrisa nerviosa. — anoche max y yo fuimos a una fiesta, —explicó, rascándose la nuca algo incómodo. — y volvimos algo tarde así que me quedé. lo siento.
— no, está bien charles. —le sonrió tranquilizándolo. — prefiero que te quedes aquí a que vuelvas tarde a casa.
el monegasco sonrió agradecido.
sin decir nada más, charles agarró las cosas que necesitaría para la sopa que le haría a su amigo de cabellos rubios
— ¿resaca? —cuestionó el señor verstappeb al lado del joven de cabello castaño quien seguía preparando el plato.
— sí, me duele un poco la cabeza. —mintió e hizo una mueca.
el padre de el neerlandés rió negando levemente la cabeza.
— si es para max no me enojo. —habló mirando a leclerc. — pero dile que si va a volver a beber que no tome demasiado. no le gusta el alcohol así que no sabe hasta donde puede tomar.
charles asintió de acuerdo con él.
tenía razón. max no era el tipo de adolescente que salía a fiestas para alcoholizarse. el mayor prefería salir con sus amigos al cine, ir a comer o solo quedarse en casa. en cambio, charles no disfrutaba tampoco beber, sin embargo podía hacerlo sin ningún problema. además, él aguantaba un poco más que el rubio.
cuando la sopa estuvo lista, tomó un tazón y sirvió en él un poco para luego agarrar una cuchara, llevándosela a su mejor amigo quien esperaba en su dormitorio revisando su teléfono.
max al verlo se sentó en la cama recargándose en la cabecera de ésta y colocó el plato sobre sus piernas para comenzar a comer.
— tu padre dice que la próxima vez que bebas no tomes demasiado. —susurró charles mirando al neerlandés soplando su sopa.
— ¿le dijiste que bebí? —dejó la cuchara en el plato y miró al castaño expectante.
el monegasco asintió.
— tranquilo, no me dijo nada. —sonrió para calmarlo. — solo eso.
max solo esperaba que, cuando su amigo se fuera, su padre no lo reprendiera.
lo que quedaba de la tarde, charles la pasó cuidando a su amigo y decidieron ver películas o solamente charlar. aunque a veces compartían uno que otro beso.