cuando llegaron, los jóvenes escogieron un lugar para no quemarse y que al mismo tiempo les quedara cerca del mar.
pidieron algo de tomar pues se morían de calor y charlaron un poco antes de que algunos comenzaran a meterse al agua.
pronto, max se levantó de su silla listo para entrar al mar, creyendo que charles lo seguiría. sin embargo, no fue así. su amigo monegasco seguía sentado mirando al mayor con una sonrisa.
se acercó a leclerc extrañado y se sentó a su lado. ninguno decía nada pero se sentían un poco incómodos.
— ¿no vas a entrar? —dijeron ambos al unísono, sin mirarse.
cuando hicieron contacto visual, rieron levemente y charles negó con la cabeza, divertido.
— ¿por qué? —inquirió max en un susurro, jugando con sus dedos.
— la verdad es que no tengo muchas ganas hoy. —mintió, haciendo una mueca, pensando que así se vería más creíble.
el rubio hizo un puchero y se levantó. el menor por un momento pensó que max le había creído y casi sonríe victorioso.
casi. porque max tomó la mano del monegasco, jalándolo para que se levantara. debido a que el castaño ponía fuerza, comenzó a jalarlo con ambas manos, haciendo muecas y provocando risas en el contrario.
algunos minutos después, charles se rindió y se dejó hacer, haciendo que el rubio estuviese a punto de caer sobre su espalda.
todo fue tan rápido, que no le dio tiempo de reaccionar y lo único que sintió fue un brazo rodeando su cintura.
cuando max alzó la vista, vio a su castaño amigo con una enorme sonrisa.
— ten más cuidado. —le guiñó el ojo, sin dejar de sonreír y ayudó al mayor a pararse adecuadamente.
max ya había perdido la cuenta de cuántas veces se había sonrojado en el día.
sin decir más, caminaron hacía el mar tomados de la mano, entrelazando sus dedos. al llegar al agua, comenzaron a adentrarse lento.
charles en realidad le tenía fobia al agua pero lo último que quería era arruinarle el viaje a max.
— no tengas miedo, estoy contigo. —susurró el rubio y el monegasco lo miró con el ceño levemente fruncido. max, al ver esto, se apresuró a hablar. — sé que tienes fobia al agua, charles. no mientas.
el aludido suspiró pesado y asintió rendido. si el neerlandés ya sabía no tenía porqué mentirle.
— no hay que meternos tanto. —habló el mayor. — además, hace mucho no nado y no estoy seguro de aún saber hacerlo.
leclerc soltó una carcajada.
— de acuerdo.
se quedaron un rato adentro del agua, viendo aquella. donde lograban ver la arena y algunas caracolas que se encontraban debajo de ésta debido a lo clara que era.
— ¿eso es un pez? —dijo max, rompiendo el silencio que se había comenzado a crear entre ambos jóvenes, mientras señalaba el animal.
charles lo miró con ternura, parecía un niño pequeño. como si fuese la primera vez que salía a ver el mundo.
— eso parece. —contestó después el castaño, pero sin mirar el agua. él estaba concentrado en observar al rubio, quien se encontraba a su lado aún admirando el mar, y sonriendo de oreja oreja, provocando que sus ojitos pareciesen medias lunas.
al poco rato, regresaron a la mesa y se sentaron en las sillas. observando a los demás jóvenes, quienes se encontraban aún en el mar jugando.
— traeré algo de tomar, ¿quieres algo? —se levantó charles, mirando expectante al mayor quien en seguida asintió, sonriendo.
sin decir más, comenzó a caminar hacía la barra donde vendían bebidas y comida. pidió algo que los refrescara a ambos.
al regresar, vio al rubio con otro chico platicando animadamente, e hizo una mueca.
charles creyó haberlo visto en algún lugar antes.
el castaño tomó una bocanada de aire y se acercó a ellos.
— hey, maxie. —habló leclerc, depositando un pequeño beso en la mejilla de éste. — toma. —le tendió su bebida y max solo pudo agradecer en un susurro, pues no entendía el comportamiento del contrario. — oh, ¿quién es él, bebé? —cuestionó, con fingida curiosidad.
verstappen abrió los ojos como platos ante el apodo, pero no dijo nada.
— soy daniel. —replicó el otro chico, mirando a charles con una sonrisa.
el monegasco no pudo evitar rodear los ojos.
— ah, ¿en serio? —habló cortante.
pronto, hubo un silencio incómodo entre los tres jóvenes.
— espero verte otra vez, max. —daniel decidió romper el hielo, sonriéndole al aludido mientras se despedía con la mano.
el castaño sonrió forzado.
— ¿qué fue eso? —preguntó el neerlandés cuando el otro chico ya se había alejado de ellos, mirando a su amigo mientras se cruzaba de brazos.
charles frunció el ceño.
— ¿qué fue qué? —inquirió, sin entender del todo.
max suspiró pesado.
— ¡pues toda esa escena que hiciste! —exclamó, fastidiado por la actitud del menor.
— yo no hice ninguna escena. —negó con la cabeza y tomó un sorbo de su bebida.
max no podía creer lo que estaba pasando.
— me sorprendes, charles. —fue lo único que dijo verstappen antes de levantarse de su asiento para dirigirse con sus amigos. seguro ellos lo distraerían un rato de lo que acababa de suceder.
el aludido suspiró pesado y se acomodó mejor en la silla, observando como el rubio iba con sus amigos.
leclerc no sabía qué hacer. estaba entre pedirles disculpas o solo dejar que las cosas se calmaran un poco. seguro terminarían hablando de nuevo, como si nada hubiera pasado.
— creo que deberías hablar con él. —habló una voz a su lado.
cuando giró a ver su dueño, notó que era lando, había tomado asiento a su lado y estaba bebiendo una cerveza. charles solo se preguntaba cómo sabía lo que había pasado, pero no dijo nada.
— ¿tú crees? —inquirió el castaño, haciendo una mueca y miró al contrario, expectante.
lando solo asintió.
— anda. —hizo un movimiento con la cabeza, incitándolo.
ahora fue el turno del castaño de asentir y le agradeció en un susurro, para luego pararse de su asiento y dirigirse al rubio
cuando llegó con sus amigos, abrazó a max por la espalda, asustando un poco al mayor.
— lo siento. —susurró, posando su cabeza en el hombro del neerlandés.
max suspiró pesado.
— hablemos luego, ¿está bien? —replicó el contrario, también en un susurro.
leclerc asintió, algo triste e iba a separarse del mayor cuando sintió sus manos detener las suyas.
— te perdono pero tienes que contestarme algunas cosas después. —dijo max y giró levemente su cabeza, acercándose lentamente a la boca del monegasco acortando la distancia entre ambas. cuando ya sentían sus respiraciones mezclarse, unieron sus bocas en un tierno beso.
charles sonrió entre el beso.