Los ángeles caídos

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[Mientras Kazuhiko Uraraka ganaba unos cuantos minutos para el escape de Yoko Kaminari. Kugisaki Nobara había dado un poco de pelea a las maldiciones que la acorralaron en un espacio repleto de oscuridad]

[Lástima que no fue suficiente y abatida, en garras de las bestias estaba por ser devorada]

Nobara- Recordaré tu rostro, ¿entiendes? –le advirtió, completamente desarmada y con ojo herido. Se encontraba de cabeza, muy cerca de la boca de la maldición que disfrutaba de su superioridad- Definitivamente te maldeciré

[A punto de ser devorada, una flecha de sangre condensada penetro la cabeza de la maldición. De un solo tiro, lo derribó y salvo a la niña]

Encapuchada- Sierra... -de un suave tono, poniéndose frente a ella. De sus manos libera torrentes de sangre que toman la forma de filudas herramientas de corte- ¡Exorcizadora!

[Masacrando a sus enemigos, una risa sádica acompaña esa definición que dejó en shock a la pelinaranja]

No sabe la razón, pero...

Sus recuerdos golpean su corazón al haber escuchado la voz de su salvadora cubierta por una larga capa desgastada

Nobara- Tú... -incrédula, intento levantarse, pero sus piernas no se lo permitieron- Quien... ¡¿Quién eres?!

Encapuchada- Sonaría muy genial decirte que soy un fantasma del pasado –respondió con cierta gracia y actitud juguetona- Lastima que no tenemos mucho tiempo, mi compañero pronto llegará aquí con la chica de los rayos... él los guiará a la salida

Siguiendo con su camino, a través de este laberinto ella estaba por volver a perderse

Nobara- Espera... -intento detenerla, pero nuevamente su fuerza física le jugo en contra- Tan solo espera... -rogó- ¡¿Por qué haces esto, Saori?!

Izuku Midoriya, el niño del infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora