Epilogue

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Tal y como lo imaginó muchas veces, como lo pinto cientos más, Sarang era preciosa. La más preciosa flor y estaba seguro que no era su amor de padre el que hablaba por él, no era tampoco el parecido que compartían, era porque realmente su hija era hermosa.

Y aún más hermoso era tenerla entre sus brazos, todo el amor que siempre quiso darle, desbordado en consuelo hacia su pequeña que estaba deshecha en llanto.
Acariciaba su ondulado y largo cabello, mientras la niña se escondía en sus brazos como si ahí siempre hubiese sido su lugar seguro, y a pesar del tiempo, Hyun aún estaba vuelto loco con el aroma de su hija. Ese insisto primitivo de reconocerla como su cria a través del aroma no desapareció nunca.

El lazo roto que compartían estaba más unido que nunca y empapado por el ambiente funebre sus propias lágrimas caían, sus muchas emociones mezcladas, la alegría, la ira, el alivio. 

Dejó pequeños besos en la cabeza de Sarang, una sarang solo un poco más baja que él, mientras la dejaba desahogarse y hablar de su dolor.


Y después, con todo lo contenido a través de los años miro en dirección a Christopher Bang, aquel hombre aún más destrozado que su hija, sentado, solo observando un ataúd frente a él y la cara roja e inchada y por un momento su irá se calmó.

No había hablado con él desde que llegó a la funeraria, ni desde que recibió aquel mensaje y no quería hacerlo pero quizás después de tantos años era correcto hacerlo.

Un pequeño miedo le recorrió, temía soltar nuevamente a su hija y no volver a tenerla nunca, sus piernas temblaron ante está idea pero entre varias caras había una conocida, una que le daba alguna clase de seguridad.

—Mi amor, ve un segundo con papá Changbin— tomó el rostro húmedo de Sarang y ella asintió, con el mismo miedo que él tenía reflejado en los ojos—Te prometo volver.

Miró a aquel a quien su hija llamaba “papá” y este en un entendimiento silencioso caminó hacia ellos y tomo de la mano a la muchacha llevándola lejos.

Muchacha, su hija ahora era eso, criada cruelmente lejos de él durante años. Mientras caminaba hacia Christopher recordaba esto. Tener que ver crecer a su hija solo por medio de fotos, fotos limitadas al año por qué Christopher egoísta no quería que tuvieran contacto, pedazos de papel que amó, que guardó con ilusión, que calmó a su agitado corazón y le dieron esperanza.

Se preguntó porque después de eso aún estaba ahí, parado, intentando, queriendo dar consuelo al hombre que tanto daño le hizo. Y la respuesta era simple, porque así lo decidió, porque hace ya tiempo había perdonado de alguna manera tanto como a él mismo como a Christopher.

Porque en su caso específico, guardar rencor no lo ayudó a centrase en lo realmente importante; Sarang Y quisiera o no, esa hija era de ambos, había un pedacito de cada uno en ella. Porque fue a ella quien afectó que tomaron, las demandas, los juicios.

Ya no justificaba a Christopher, ni lo trataba de entender como por mucho tiempo lo hizo, aquellos “por qué” que tantas noches se preguntó no tuvieron respuesta porque no la había.

Terminó por acercarse al mayor de ambos, poniendo su mano en el hombro del contrario, susurrando sus condolencias y el otro con las lágrimas derramadas volteó a mirarle. Ambos se observaron por segundos eternos.
 
El paso del tiempo expresado en sus cuerpos. Las nuevas arrugas de ambos hombres, el cabello cano de Christopher contrastado con el cabello pintado de negro de Hyun para ocultar aquella misma tonalidad blanca.
Su guerra pausada en una tregua.

Él mayor bajo de su asiento en un movimiento algo lento, rígido, incandose frente a Hyunjin, sin contacto físico y con la mirada gacha, todos los presentes con los ojos sobre ellos.

—Lo siento mucho Hyunjin, por todo—  Por primera vez, Christopher pedía disculpas verdaderas, con la voz totalmente rota.

Disculpas nacidas del shock de perder a la persona que le dio la vida. Después de ese suceso no quería que su hija siguiera lejos de la propia persona que le trajo mundo, que siguiera sintiendo su falta y que solo estuviese con él cuando la muerte llegará. 
Por lo menos era algo de lo que Christopher le había escrito en un mensaje de texto, la noche anterior justo cuando su madre murió.

Hyunjin solo suspiró, no aceptó las disculpas, ese arrepentimiento ya no le servía. De parte del mayor ya nada le servía.  Sus decisiones le habían costado 15 años de la vida de Sarang.
Se compadecía de él porque entendía la situación pero sus lágrimas no lo conmovían.

Aún con todo y el perdón, no olvidaba que la persona que estaba en el ataúd detrás de él también le había dañado y contribuido demasiado a mantenerse lejos de su hija.

Aunque Sarang amó a esa señora, porque como suegra fue horrible pero no como abuela. Asi que lo  realmente conmovía a Hyunjin eran los sentimientos de su hija.

—Ya pasó Chan, ya pasó— consoló por último Hyun antes de que alguien se acercará nuevamente al mayor y le susurase algo sobre la cremación del cuerpo que velaban. Al parecer ya era hora y changbin había dado libertad a Hyun de llevar a su hija de vuelta a la casa en ese momento.

Changbin, a quien considero su rival en algún momento, aquel que ayudó a Christopher a sanar, crío y amó a Sarang como propia, la adoró por ser una niña encantadora y  Jamás la  adoptó formalmente.
Según Minho, quien mantuvo contacto con la familia Bang, por sus negocios, Changbin guardaba y respetaba el lugar de Hyun como padre.

Hyun apresuradamente buscó a su hija con el miedo y espinita aún de que fuera alguna trampa o sueño y la encontró sentadita, su corazón dolió al verla, tan grande y pequeña a la vez.

—Papá Chris estará bien, él es muy pero muy fuerte—Hyunjin realmente intentaba no quebrarse, algo que era casi imposible.—Vamos, te llevaré a casa.

Sarang solo se dejó llevar, realmente después de trasladar el cuerpo de su abuela para ser cremado no tenía nada más que hacer ahí.

Cuando llegaron a la casa de Christopher, Hyunjin apenas podía creer que eso estuviese ocurriendo. Que él de nuevo pisara aquel lugar y sosteniendo la mano de su hija y mientras recorría con la mirada la sala aunque todo estuviese cambiado, muchos flashback llegaron a él de tantas cosas que ocurrieron en esa sala.

Sarang tenía mucho sueño, sus lágrimas estaban secas pero ansiaba dormir, apresuraron el paso para llegar al cuarto de la adolecente.
Hyun observó el lugar, pósters pegados en la pared de bandas que el no reconocía, en una esquina la funda de un teclado, sonrió al ver esto. Le hacía ilusión pensar que su hija  llevaba en la sangre el amor al arte.

Delicadamente ayudó a Sarang a acomodarse en la cama y le dio algunos mimos en el cabello, cuando sintió que ella estaba rindiéndose ante el sueño, se separó del cuerpo pero de inmediato sintió una mano jalarlo.

—No te vayas Hyunjin, por favor, no te vayas

—No lo haré mi amor, no lo haré nunca más—Hyunjin regreso corriendo y abrazo fuerte a Sarang hasta que ella se durmió.

Tan grande y pequeña a la vez, seguía pensando eso mientras sentía su respiración tranquila, un realidad que jamás creyó que sucedería.

Cuando por fin pudo pagar dos abogados más para su caso, después de haber vendido su casa y cuando sarang tenía 5 años, inició otro juicio, otro  proceso legal que de nuevo perdió.

La historia después de eso fue bastante corta, el crío al pequeño niño de jeongin y Minho durante algún tiempo, luego cuando fue libre, retomó su vida laboral.  
Volvió a las aulas, enseñando a niños y se dedicó a ellos con tanto amor, como si fueran sus propios hijos.
No sé volvió a casar ni pensó en la idea de más hijos, no quiso que nadie ocupará el lugar de Sarang, dos años después se enteró que Christopher sí se casó, se casó con changbin.

Y él, él fue como un héroe, ahora le tenía estima. Changbin de alguna manera y con su matrimonio logro por lo menos lograr enviar fotos a Hyun, cartas cortas y pequeños recuerdos de Sarang. Fue él quien le habló con amor de Hyun a la niña.

Ahora, mientras Sarang dormía, Hyun dejaba todos los besos que siempre quiso darle en la frente a su hija, ella estaba tan destrozada  y a él le había dolido demasiado todo el tiempo separados pero si aún podía tenerla, quería hacerlo.

★★★★★★

Dos meses después, en un centro comercial, Hyunjin sostenía bolsas de compras, con Sarang más animada,  buscando un instrumento de interés de la adolecente, se estaban conociendo el uno al otro, entre risas tímidas que eran algo que los dos habían soñado y por fin estaba ocurriendo.



★★★★★★

Tenia que hacerlo, leí la historia y me pareció triste el final anterior. TT, creo que al final Hyun sí merecía volver a ver a su hija. Ahora sí fin.

BORED (chanjin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora