HAPPIER THAN EVER

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Hyunjin observaba los primeros rayos del sol, por fin podía dormir. Sus ojos se sentían pesados, como si tuviera bolsas de arena por debajo de los párpados. Pero el amanecer se sentía como si tuviera permiso para descansar, como si el sol fuese a protegerlo de cualquier mal.
Aunque ese descanso fuera de unas pocas horas. Unas últimas horas.

Era ese día el día que tenía programada su cesárea por eso los nervios le quitaron el sueño por la noche.
Crhistopher ya había hecho con antelación las maletas para el hospital con ropa para Hyun, para el bebé, el cuarto estaba listo, todo estuvo listo para las 11 de la mañana.


Y muchas horas después Hyunjin se encontraba extrañando. Nunca había estado en un quirófano, la experiencia le estaba resultando horrible.
El olor era desagradable, la Luz encima de el era incómoda, la mirada del personal médico era evidente.  Pese a que el negocio de Crhistopher era prospero pagar un hospital privado no fue opción.



Quería quedarse dormido, que lo cedaran, no quería ver las miradas de todos ahí. Siempre fue fuerte pero no en esa situación, vulnerable, desprotegido, temeroso, se sentía solo, muy solo, deseaba con todo su ser poder sujetar la mano de alguien ahí.

Por un momento se sintió como cuando era un niño pequeño, un día que tuvo un evento importante y no asistieron sus papás porque ellos ya no estaban.

En todos lados había relojes, podía ver la hora exacta; 06:20  pm. 
una aguja entro en la parte trasera de su cuerpo y La anestesia en la espalda se sintió como si fuera una espada atravesadandolo, un escozor le recorrió y  pronto sus piernas se durmieron por completo.

Después del corte en su cuerpo y que los doctores anunciarán el nacimiento de una niña y a ella le revisaron los signos vitales. La pusieron a su lado, cerca de su rostro…no podían dársela inmediatamente porque aún había que suturar la herida que tenía y arroparla a ella.

Y tal como temía…no sintió amor, solo la naturaleza siendo naturaleza, sonrió porque era lo que tenía que hacer no porque sintiera que su pecho explotará de felicidad… Pero por la niña a la que acaba de conocer solo sentía confusión, era un momento extraño.
Era su hija, nació de él, pero no sentía que le pertenecía, como si afuera del quirófano esperarán sus padres y el solo hubiera Sido quien le dio vida. 

Cuando estuvo en su vientre jamás habló, esa fue la razón por la que dejó de hablar, para que la bebé no pudiese escucharlo, concientemente no acarició su pancita, para no encariñarse.

Y le rindió frutos.

Sabía lo que tenía que hacer, cómo amantarla, cómo cambiar su pañal, cómo palemarla para expulsar los gases, la manera en la que debía arrullarla.
Y lo hizo como si fuera un experto después de que lo pasarán a piso haberle puesto un calmante para el dolor que se le venía, no le daba emoción. 

No tenía el sentimiento que tantas veces había escuchado hablar, el sentirse victorioso después de haber librado una batalla, desbordándose de amor y orgullo por lo que fue capaz de soportar.

Solo había un vacio.


“Amor, porque tú precencia será el amor”

BORED (chanjin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora