Con el diablo adentro •KookV•

10

Jungkook

Múltiples cortes recientes.  Eran largos y crudos, enojados y doloridos.  Si me importara un poco, habría tratado de coserlo porque era particularmente espantoso.  Era el primer corte, el que había hecho con el corazón en un tornillo de banco y mis emociones se extendieron más allá de su punto de ruptura.  Todo lo que podía pensar en ese momento era sacarme el veneno lo más rápido posible.

Presioné la carne tierna que rodeaba el corte más profundo, estremeciéndome, pero disfrutando de la renovada puñalada de dolor, recordándome lo correcto y lo incorrecto.  Bueno y malo.

Un pequeño hilo de sangre salió a la superficie, pero lo ignoré, dejándolo correr por mi pierna mientras me metía en la ducha.

Purgar el pecado.  Déjalo fluir hasta que desaparezca.

Tuve la sensación de que incluso si me desangraba, la maldición permanecería dentro de mí.

Cuando terminé de limpiar, volví a vendar mis cortes y me vestí.  Tenía que encontrar una cita para ir a la iglesia a la mañana siguiente.  Por supuesto, estas cosas solo me pasaban a mí.  ¿Dónde iba a encontrar a una mujer dispuesta que no conocía a mi familia para fingir ser mi novia por un par de horas?

Entré en línea e investigué los servicios de acompañantes.  Había algunas en el área metropolitana de Toronto, pero de un vistazo, incluso la mujer de la calidad más barata disponible estaba muy fuera de mi rango de precios.

-¿Quién diablos paga tanto dinero por citas?

Llamé a algunos de todos modos, tratando de regatear un mejor precio, pero se rieron por teléfono.

Mi siguiente opción era ver si Kirk o Logan tenían hermanas o primas o sabían de alguien que estuviera dispuesto a desempeñar un papel durante unas horas.

- Amigo, ¿hablas en serio?  Logan dijo, con una sonrisa en su tono.

- Le dije a mi madre que tenía novia.  Ahora quiere conocerla.  Son solo un par de horas.  Nada más que tomarse de la mano o alguna mierda.  No voy a aprovecharme de ella.

- Sabes que mi hermana tiene dieciocho, ¿verdad?

- ¿Qué?  No, no sabía eso.  Mierda.  Eso no funcionará. 

- ¿Conoces a alguien más?

- No hombre.  No sin previo aviso.  Tal vez si tuviera más tiempo.

- Gracias de todos modos.

No tuve mejor suerte con Kirk.  Tenía hermanos, y la única opción posible que se le ocurrió fue la hermana de su novia, y ella le dijo que se fuera al infierno.  Cuando le ofrecí pagarle, amenazó con castrarnos a los dos, diciéndonos que no era una puta.

Cuando llegó la noche y había agotado todas las ideas, tomé mis llaves y mi billetera y salí del apartamento.  Mi sábado por la noche se arruinó porque pasé todo el día preocupándome por complacer a mis padres.

 De nuevo.

Consideré ir al bar a tomar unas copas, pero sabía que, si iba por ese camino, terminaría borracho y en algún callejón con los pantalones alrededor de los tobillos otra vez.  Entonces llegaba el domingo con una resaca terrible y yo me presentaba a la iglesia, solo y mal.  Además, todavía me dolía la noche anterior.  Añadir insulto a la herida no iba a ayudar.

Conduje por las calles, pensando.  El sol se había puesto no hacía mucho tiempo y el tráfico no era tan pesado.  Cuando me detuve en un semáforo, acercándome al distrito del centro, vi a una mujer con botas de tacón grueso, una minifalda de cuero y una chaqueta de piel sintética apoyada en un edificio fumando un cigarrillo.  Era temprano para las prostitutas, pero en esta zona estaban por todas partes.