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Un pequeño niño de cabello oscuro y de ojos grises lloraba en uno de los bancos del jardín de la escuela.

Neidan, el niño de cabello oscuro, estaba triste porque no era bueno haciendo amigos.

Su extrañeza le impedía ser aceptado, pues el niño de características físicas totalmente comunes tenía pensamientos oscuros.

Era amante de la agonía de sus compañeros y le fascinaba ver sangre cuando alguien se lastimaba en educación física.

Para los compañeros de aula de Neidan aquello era completamente espeluznante.

Era visto como un completo psicópata...

Pero...su extraño comportamiento tenía un razón...

El pelinegro de ojos grises odiaba a las personas.

Pero el motivo de tal odio era sobre lo que investigaba Teresa, la directora de la escuela.

Teresa siempre intentó apoyar al niño psicológicamente, pues escuchó la terrible causa por la cual había llegado a la escuela.

El padre del pelinegro asesinó a su madre.

Cortó el cuello de la sumisa mujer frente a los ojos del inocente niño...

Para cuando llegó la policía el padre del niño yacía muerto en el suelo cubierto de sangre.

La policía descartó el hecho de que el niño hubiera degollado a su padre. No había prueba que indicara que el pequeño hubiera cometido tal repulsión.

El pelinegro fue encontrardo con las manos limpias, por lo que suponieron que el mismo hombre se había suicidado al no poder cargar con el peso de haber asesinado a su mujer.

Teresa jamás encontró otro familiar que pudiera acoger al niño.

Sabía que sería mejor criado directamente por algun familiar y sus traumas cesarían, pero aquella opción nunca estubo al alcance. Neidan no tenía algún otro familiar.

Neidan estaba solo en el mundo.

Hasta que...



_ ¿Por qué lloras?

Preguntó una niña de cabello rojo al pelinegro.

El rojo y largo cabello de la pequeña se tornaba naranja por los rayos del sol que comenzaba a despedirse en el atardecer.

_Nadie quiere ser mi amigo.

Se quejó el pelinegro entre sollozos. A pesar de su aceptable egoísmo muchas veces sentía la necesidad de expresarse con alguien de misma edad.

_Pues entonces no tienes que llorar más.

El pelinegro miró confundido a la pequeña.

_No me mires así, tonto...yo seré tu amiga.

La pelirroja sonrió algo apenada, llavaba semanas observando al chico.
Solo estaba esperando el momento indicado para dirigirse hacia él.

_¿Estás segura?... Todos dicen que soy un niño raro...¿ No te da miedo lo que los rumores dicen sobre mi?..Dicen que yo asesiné a mi padre.

Aquella información se filtró de forma desconocida. A pesar de que la señora Teresa escondiera en todo momento el trágico pasado del niño, terminó siendo conocido por toda la escuela de un momento a otro.

Eso solo empeoró el comportamiento de Neidan, por lo que luego fue nombrado como "el niño espeluznante" o "el niño raro".

Pero todo aquello no hizo temblar a la pelirroja, más bien despertó una gran curiosidad en el pelinegro. La pelirroja quería conocer todo sobre Neidan.

_Si es así¿Qué tiene de malo?

Despues de aquella conclusión hecha por la pelirroja, la misma se sentó al lado del pelinegro.

Neidan estaba totalmente asombrado.

La pelirroja era la primera persona que no le mostraba temor o desagrado ante su personalidad.

_¿No me tienes miedo?

_No

Respondió con seguridad la pelirroja a la pregunta hecha por el de ojos grises.

_¿No te desagrado?

_Ni un poco.

Neidan sonrió involuntariamente, se sentía contento por experimentar la primera vez en ser aceptado por alguien que no fuera la señora Teresa.

En su interior festejaba, y sus ojos que alguna vez estubieron sin expresión alguna, ahora brillaban como su nueva felicidad sembrada.

_Mi nombre es Dina.

Se presentó la pelirroja revolviendo el cabello de Neidan sin notar que había sobrepasado el límite de confianza otorgado.

Pero cuando el pelinegro sintió una mano en su cabello su alegría aumentó al no ser tratado con asco como las anteriores veces.

_Mi nombre es Nei...

_Neidan

El gran entusiasmo del pelinegro con que se presentaba fue frenado por las palabras de Dina, la cual se sabía correctamente su nombre.

Hoy era el mejor día del pequeño, no solo había encontrado a una persona que lo aceptaba, sino que también había encontrado a alguien que tenía curiosidad en él.

_¡Ah! Sobre lo de tu nombre...

Dina se enrojeció al notar que había sido descubrierta, por lo que evitaba la mirada del pelinegro. Y al intetar explicarse no pudo terminar al ser interrupida por una confesión totalmente inesperada.

_Me alegra mucho que sea de admiración.

Dina, se avergonzó aún más, para ella el pelinegro tenía razón en lo dicho.

_No es para tanto.

Se defendió la sonrojada pelirroja.

_Para mí si lo es. _ Confesó sonriente Neidan.

Desde aquel día Dina y Neidan comenzaron a ser amigos.

Lyam fue otra persona de las pocas que no rechazó a Neidan. Más bien se hicieron mejores amigos.

Para el pelinegro todo fue como una bendición, todo fue como un sueño poco ambicioso. Y más cuando sus interacciones con las demás personas mejoraron.

Neidan ya no era conocido como un niño raro, simplemente fue conocido como alguien normal, como alguien del montón.

Y con eso era más que suficiente.

Hasta que recordó su maldición...

Su Karma...

Neidan se vió obligado a partir.

Y... así lo hizo...

Desapareció

Se esfumó como la espuma...

















































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Disculpen por los errores ortográfico






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