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_ ¿Cuál es tu color favorito?

_ No tengo.

_ No, tienes que decir " el color de tus ojos"

_ ¿No es raro?

_ ¿ A qué te refieres?

_ El hecho de que ahora me estés abrazando_ Confesó Brianna mientras se soltaba del agarre de Lyam para poder observarlo confundida.

_ ¿ Por qué dices eso? _ Preguntó estupefacto.

_El amor no crece de un día para otro.

_ ¿ Qué? _ Lyam se levantó del césped, se puso de pie.

En este momento ambos estaban escondidos, en un lugar apartado en la escuela. Esparciendo en el ambiente su afecto.

_ Eso siempre me dijo mi hermana mayor.

_ ¿Tienes una hermana mayor? _ Inquirió el pelirrojo.

_ Se llama Valeria, es muy carismática. De seguro te encantaría conocerla...digo... olvídalo._ Brianna también se puso de pie. Ya le estaba doliendo el cuello de tener que mirar a Lyam desde abajo. _ Creo que debería irme. Hasta luego Lyam.

_ Pero...

Brianna no dejó hablar a Lyam, caminó lo más rápido que pudo para retirarse de allí, se sentía tan incómoda.

Todo parecía tan subrealista.

Brianna no podía sacar ese pensamiento de su mente. Es raro como Lyam actúa. Es como si no fuera él.

Lyam siempre está gruñendo, y su pose habitual es cruzarse de brazos. Pero ahora, no había nada de eso en él.

La pelinegra llegó aturdida a su habitación para ver a Dina con el gato negro encima de su regaso.

_ ¡Brianna!, que tal, veo que hablaste con mi hermano.

_ ¿ Q-qué?_ Se enredó la ojiazul con su lengua_ ¿ Cómo sabes eso?

_ Solo adiviné.

_ Ah, no importa. ¿ Descubriste por qué no le hago alergia al gato?

_ No, aún no, pero conversamos y me dijo que su nombre era Lunict.

_ Ya veo, que no nombre más extraño para un gato. Espera...¿ Dijiste que charlaron?_ Los ojos de Brianna estaban abiertos de par en par.

¿ Cómo era eso posible? Los gatos no hablan.

_ Sí Brianna, es extraño¿ No es así?_ Habló con elgancia el gato, como si fuera un duque propietario de muchas tierras, venerado por sirvientes.

_ Aunque...por alguna razón, no me sorprende tanto. Debe ser por todo lo "irreal" que he visto hasta ahora._ Explicó Brianna._ Pero ya que no me causas alergia. ¿ Por qué no abrazarte?

Sus brazos estaban extendidos en el aire y una sonrisa maniática se dibujaba en los labios de la pelinegra.
Había esperado hace mucho el momento en que pudiera tocar, aunque sea una vez un gato.

_¿ Quién diría que era fanática a los gatos?_ Comentó Dina soltando una risita.

_ Oye roja, no dejes que esa loca me toque. ¡Roja!.

Las súplicas del gato fueron en vano. Con todas su fuerzas , Brianna estaba abrazando el gato.

_ No puedo hacer nada, Brianna siempre ha amado a los gatos._ Intentaba aguantar la risa Dina.

_ ¿ Siempre?_ La pelinegra dejó respirar el gato, en cuanto su agarre se debilitó, el gato saltó bien lejos de Brianna, hacia debajo de la cama. Por nada del mundo dejaría que lo volvieran a tocar. _ ¿ Por qué dices siempre? ¿ Cómo podrías saberlo si apenas te he contado una muy pequeña parte de mi corta existencia?

LúcidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora