Capítulo 05

49 5 0
                                    

—Creí que pondrías más resistencia para acompañarme de compras —le dije a Ruggero cuando entrabamos al centro comercial

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Creí que pondrías más resistencia para acompañarme de compras —le dije a Ruggero cuando entrabamos al centro comercial.

—Bueno, fue tu condición para acompañarme a la fiesta en la noche así que negarme no era precisamente una de mis opciones.

—Eso es cierto.

—Además, yo también necesitaba algo que usar —agregó Ruggero—, tenía planeado ir quizá así como estoy, pero ahora que iré acompañado no quisiera “desentonar”.

—Ibas a ir solo.

—Si, como te dije, no conozco a mucha gente por acá, mis amigos viven en mi vieja ciudad y no creo que quieran viajar por horas sólo para cantar “Feliz cumpleaños a ti” y regresar a casa.

—Entonces si no hay gente no crees que será una fiesta algo... Apagada.

Ruggero rio con mi adjetivo.

—No lo creo, estarán mis padres y si llegan mis hermanos es más que suficiente para hacer una buena fiesta, al menos que lleguen con sus respectivas novias. Eso me dejaría a mí y a mi hermana menor Aaliyah como los solitarios, pero creo que ahora sólo será ella —me miró como si me estuviera agradeciendo.

—Que bien —me límite a decir dudosa, creía que en la fiesta de Ruggero habría más gente, por lo que al final acepte acompañarle, pero por lo que recién me contaba parecía ser más una celebración familiar donde comenzaba a dudar si sería apropiada mi presencia.

—¿Ocurre algo, Karol? —preguntó Ruggero extrañado por mi repentino silencio.

—No, bueno, la verdad si.

—¿Dije algo que te incomodara? —dijo Ruggero apenado.

—No, Ruggero —le interrumpí—, no has hecho nada malo, al contrario, ya hiciste mucho por mí esta mañana, lo que ocurre es que ya no sé si sea buena idea que vaya contigo a tu fiesta de cumpleaños, parece ser que será algo muy familiar y no quisiera ser una..., o, bueno...

—Nada de eso, Kar, tú lo has dicho, es la fiesta de MI CUMPLEAÑOS. Y tú eres MI INVITADA. No debes temer en desencajar, además eres la única persona que conozco por acá. Si tú no vas conmigo quizá deba de invitar a la vieja señora Rosario de Recursos Humanos —reí ante la cara de terror de Ruggero de recordar a la señora Rosario—. NO ME HAGAS ESTO POR FAVOR —me suplicó dramático.

—De acuerdo —dije aún riendo—, tú ganas, Ruggero, ya pues, vamos, quiero ver ropa.

•••

—¿Cuál te parece más lindo? —le pregunté mostrando dos vestidos—. ¿Blanco o negro?

Ruggero sólo me miró examinando los vestidos que tenía en las manos.

—¿Y si te pruebas algo rojo? —contestó.

—Tienes razón, el negro es más lindo —le entregue el vestido sobrante y entré al probador.

Mi Querido ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora