Capítulo 10

39 5 0
                                    

—Hola —me saludó—, mi nombre es Agustín

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Hola —me saludó—, mi nombre es Agustín.

—Karol —respondí recuperando la compostura.

—Encantado —dijo caballerosamente—, así que..., ¿vienes seguido por aquí? —me preguntó en un intento de romper el hielo. Yo reí naturalmente y él me acompaño—, te vi entrar con Ruggero antes que esa manada le cayera encima, yo no he podido ni acercarme desde que llegó —se quejó.

—Aparentemente es muy “cotizado” —bromee y él sonrió.

—Desde que supero el acné —dijo jugando.

—Entonces lo conoces desde hace mucho tiempo.

—Más de lo que debería, prácticamente desde que nací.

—Suena como mucho tiempo.

—Lucas lo ha soportado más... —fue allí donde comprendí, ese algo que me inquietaba era ese cierto pequeño parecido con Agustín, él era uno de sus hermanos.

—Eres Agus, el hermano de Ruggero. ¿Cierto? —le dije confesando mis sospechas.

—¿Apoco nos parecemos tanto? —frunció el ceño—, porque dicen que yo soy más guapo.

—Según tu abuela son el mismo, sé que los confunde —Agustín pareció sorprenderse de lo enterada que estaba de su vida.

—¿Qué más sabes de mí? —preguntó divertido.

—Eres Agustín Pasquarelli, te dicen Agus, tienes 19 años, sueñas con ser presidente y según Ruggero eres más maduro que él.

—Mi pez es más maduro que él —bromeó y yo sólo reí—, esto es muy injusto —se quejó.

—¿A qué te refieres?

—Tú sabes varias cosas sobre mí y yo sólo sé que te llamas Karol y tienes lindo gusto en vestidos.

—Gracias —dije algo nerviosa por su último comentario—, pero bueno, ¿qué quieres saber de mí?

—Uhm... —pensó—. Tú y Ruggero... —dejo la oración en el aire.

—Amigos, somos amigos —respondí sonriendo, supuse que estaría pensando, eso fue lo que me causo gracia.

—¿Segura? —bromeó.

—Creo, bueno, lo conozco desde hace poco pero..., si somos amigos —dije evitando detalles, podrá parecer inmaduro, pero decir que Ruggero era también mi profesor de Historia y yo una de sus alumnas me incomodaba algo, supongo que los prejuicios de la gente o las habladurías que ello podría generar era lo que me inquietaba.

—Me alegro por Ruggero, había pasado ya una larga temporada “depresiva”, pero me da gusto verlo mejor —sonrió y volteamos, Ruggero se apartó de unas personas y comenzó a buscar algo con la mirada, cuando miro hacia donde estábamos Agustín y yo sonrió ampliamente, no sabía si era por mí o por Agustín, sólo que esa sonrisa era radiante y sincera. De un movimiento Agustín se incorporó y él con Ruggero se dieron un efusivo abrazo. Me pareció lindo y sonreí enternecida.

Mi Querido ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora