Capítulo 11

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Agustín me guió lejos de la multitud, ya no podía tener contacto visual con Ruggero, mi intriga era inmensa, me devoraba

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Agustín me guió lejos de la multitud, ya no podía tener contacto visual con Ruggero, mi intriga era inmensa, me devoraba.

—Toma, seca tu rostro —me extendió Agustín un pañuelo que sacó de su bolsillo.

Todas mis fuerzas estaban puestas en contener mis lágrimas, lloraba en silencio, pero esas gotas gordas se habían derramado por mi rostro, me odiaba, siempre he detestado que me vean llorar, en la mañana había ocurrido con Ruggero y ahora, al menos agradecía, que estuviera Agustín allí, pero de cualquier forma esa no era yo, no la yo que quería, me obligué a contener el llanto, respire profundo. “No hay motivo para llorar, Karol” me dije a mí misma. “No seas estúpida, nadie te dijo que te hicieras ilusiones”.

—Gracias —le dije a Agustín y comencé a secar las únicas gotas de mi rostro—, yo no, llorar, no es algo que...

—Tranquila —me interrumpió Agustín—, no tienes que explicarme nada.

Le agradecí con la mirada, hubiese sido difícil para mí darle una explicación cuando ni yo entendía que ocurría, conmigo, con todo.

—Sólo espero que Ruggero no caiga esta vez —dijo Agustín mirando un punto ciego, completamente serio, un tono de preocupación invadía su voz. Vi a Lucas aproximarse rápidamente a donde nos encontrábamos Agustín y yo.

—¿Qué ocurre? —pregunto intrigado a Agustín.

—Camila —contestó su hermano, sin despegar la vista del punto donde estaría Ruggero con ella.

—¡¿Camila está aquí?! —exclamó Lucas sorprendido—, cómo es que tuvo el descaro...

—Ya sabes cómo es ella, no me sorprende lo sinvergüenza que puede ser... Aunque guardaba la esperanza de que tuviera tantita dignidad de no venir a la fiesta.

—Bueno, no le revocamos la invitación —intentó Lucas ser razonable.

—Creo que cuando envió al diablo a Ruggero fue suficiente revocación, Lucas.

Ruggero tenía razón, Agustín lucía más madurez de la que aparentaba.

—¿Cómo estás, Karol? —preguntó Lucas volviendo la mirada a mí.

—Bien —me sorprendió lo tranquila que ahora sonaba mi voz—, ahora quien realmente importa es Ruggero.

No tenía ni la mínima certeza de que hablaban Agustín y Lucas, quería preguntar, pero no me pareció apropiado, sin embargo, por lo que había escuchado podría asegurar que esa tal Camila fue novia de Ruggero y aparentemente ella terminó con él, supuse que no terminaron en buenos términos, a Ruggero le afectó mucho, entonces ahora ella volvía y actuaba como si nada. Lucas y Agustín tenían razón, era una descarada, no conocía de ella más que su nombre y sentía que la detestaba.

Aquellos minutos parecían horas, Lucas y Agustín estaban de pie al lado mío, sin hacer más que unos simples comentarios.

Mi Querido ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora