𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨 | 𝘗𝘦𝘲𝘶𝘦𝘯̃𝘢, 𝘪𝘯𝘴𝘪𝘨𝘯𝘪𝘧𝘪𝘤𝘢𝘯𝘵𝘦 𝘺 𝘥𝘦́𝘣𝘪𝘭

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¿Qué hacía Oliver esperándome allí?

—Cariño... hola.

—¿Qué haces aquí?

—Tus compañeras me dejaron pasar. Quería disculparme contigo.

¿Disculparse?

—Creo que será mejor que te vayas.

—No. —¿No?

Se acercó para abrazarme e intenté alejarlo.

Intenté. Porque el me apretaba con fuerza son dejarme chance a nada. Lo sentí inspirar con profundidad.

—Ese olor —se alejó bruscamente para mirarme, tomé la camiseta del cuello y la olí, el perfume de Malfoy—, es como colonia barata... —no es por defender a Malfoy, pero su perfume ha de ser todo menos barato— ¿de quién es la camiseta?

—Me la prestaron anoche...

—No responde a lo que te pregunto, ¡¿de quién es?!

—No me grites, ¿Qué mierda te pasa?

—Sigues sin responderme y tendrás problemas por ello.

—Es de Draco Malfoy. Anoche Theodore y yo-

No dejó que le explicara nada cuando tomó mi rostro con una sola mano y apretó mis mejillas con fuerza.

—Draco Malfoy... ¿te acuestas con él? —negué y mi cuerpo temblaba.

Jamás me había tocado así, no era un golpe, pero dolía.

—M-me haces daño... —seguía sin soltarme.

—Tú eres la que me haces daño... ¿qué demonios haces con su camiseta puesta?

—N-no me d-dejas explicarte.

Me soltó de un empujón y llevé mis manos directamente a mi rostro.

—Anoche luego de que me fui... luego de que me fui n-necesitaba estar sola un rato, pero Theodore se ofreció a q-quedarse conmigo... Malfoy es prefecto, solo nos dejó que nos quedáramos.

—Sigues sin contestar.

—¡Porque no me dejas hablar! —me cubrí la boca inmediatamente y se acercó a mí de nuevo.

—Ni se te ocurra levantarme la voz de nuevo. —me dijo con un dedo amenazante.

—No tenía ropa para cambiarme, así que Theo me dijo que tomara algo de los cajones de Malfoy. Y... y hoy por la mañana mi vestido s-seguía húmedo y sucio, tuve que volver con esto puesto.

—Quítatela.

No me moví.

—Te dije que te la quites. —temblorosamente mis manos se pusieron en la parte baja de la camiseta para luego pasarla por mi cabeza y quitármela por completo, lo único que tenía puesto ahora era mi ropa interior y los tacones.

Trataba de no verlo a los ojos, tenía la vista en un punto fijo.

—Tacones fuera —se acercó a mí y me tomó por la nuca—, me gustas más cuando te ves así... pequeña, insignificante y débil. —tragué con dureza y me quité los zapatos descendiendo al menos diez o doce centímetros, Oliver me pasaba por una cabeza y media aproximadamente, era bastante más alto que yo.

No sabía qué hacer. No sabía que haría él.

La vista se me nubló y sentí una de mis mejillas humedecida.

—¿Por qué lloras?

—Quiero que me sueltes. —le supliqué.

—No. Solo quiero un beso, uno solo.

Weakness | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora