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El día que el médico le dio la noticia su vida se derrumbó, su madre le dio una cachetada como si fuera su culpa, al llegar a su casa todo fue peor, su padre lo corrió de la casa y su madre no hizo nada para evitarlo, él suplicó, se humilló de rodillas, pero el mayor no dio el brazo a torcer, era un maldito doncel, una incubadora con piernas, no serviría para ser su heredero el que manejará su empresa, los donceles eran casi extintos y era lo mejor, porque eran una aberración de la naturaleza.

— Desde ahora, estás muerto para mí Anthony. —Dijo el mayor.

— Papá por favor... —El menor suplicó llorando.— Mamá... —La mujer sólo se dio la vuelta ocultando sus lágrimas.— ¡Yo no pedí nacer así! ¡Soy su hijo! ¡Tengo sus ge...

— ¡Cállate! —Exclamó el mayor y le dio una cachetada.— Vete y no te llevarás nada.

El menor se puso de pie y comenzó a alejarse, las puertas de la que antes era su casa se cerraron, el sólo caminó sin rumbo fijo, no tenía a donde ir, pasó la noche en una banca, el frío calaba sus huesos, ojalá la muerte llegará pronto, pero no, a cambio de eso sintió un toque cálido un hombre elegante le sonrió.

— ¿Qué haces aquí, jovencito? —Preguntó el hombre con tranquilidad.— Hace mucho frío, ven. —Al menor no le importó, sólo se puso de pie y agarró la mano de aquel hombre.— Me llamo Jarvis ¿y tú?

— Tony... —Dijo nada más el chico.

La vida empezó a sonreírle nuevamente al castaño, Jarvis era genial, le había enseñado muchas cosas, incluso a cocinar, bueno aún estaba aprendiendo, no había quemado nada la última semana, llevaba seis meses viviendo con el mayor, pero la alegría no duró mucho, un día llegó con las compras sonriendo.

— ¡Jarvis ya llegué! —Dijo el castaño pero no recibió respuesta lo cual fue extraño, dio unos pasos cauteloso.— ¿Jarvis?

— ¡Vaya al parecer hay algo de valor! —Exclamó un hombre saliendo de una de las habitaciones, sus manos manchadas de sangre.

— Un doncel. —Dijo otro hombre asustando al castaño.— Serás una buena putita en mi negocio, amarrenlo.

Tony intentó correr pero no tuvo éxito, aquellos hombres lograron atraparlo y le dieron un golpe dejandolo inconsciente, cuando despertó estaba en una cama, aquel hombre mayor entró y le sonrió con lujuria, Tony sólo se encogió en la cama.

— Mi nombre es Obadhia Stane, soy tu dueño ahora, me gustaría mucho probarte. —Mencionó deslizando su mano por la pierna del menor, este se estremeció temeroso.— Pero te dejaré para mis clientes, así que preparate, espero sepas bailar.

El infierno comenzaba para el castaño, si sabía bailar, le gustaba la música, pero lo hacía en su habitación o en las fiestas de su escuela, no un un club nocturno, se sentía nervioso, tenía ganas de llorar pero no lo hizo, porque cuando lo estaban maquillando recibió un golpe de parte del tal Stane por llorar, así que sólo bailó y luego fue llevado a la habitación donde esperó al que sería su primer cliente.

— Lo atiendes bien. —Dijo Stane, para luego salir.

Tony trató de calmarse, cuando la puerta se abrió se sobresaltó al ver a un hombre mayor entrar, era bastante corpulento, sin cabello y olía horrible.

— De rodillas perra. —Dijo aquel hombre, Tony negó.— ¡Dije de rodillas ahora! —Lo agarró del cabello y lo obligó a arrodillarse.— Ahora abriras la boca.

Las lágrimas cayeron por las mejillas del castaño, el miedo lo invadió cuando el hombre se bajó la cremallera, pero luego la puerta fue abierta con brusquedad.

— Al fin te encontré Kingpin. —Se escuchó una profunda voz, Tony no pudo ver ya que aquel hombre estaba enfrente.

— Hydra... —Dijo con rabia.

— Te dije que te alejaras de mi territorio. —Dijo para luego disparar, Tony se sobresaltó al ver el cuerpo caer al suelo, al fin pudo ver al que podría considerar su salvador o a su próximo verdugo.— Oh pero miren que tenemos aquí... —El hombre se acercó y lo sujetó del mentón.—  ¿Cómo te llamas bonito?

— Tony... —Dijo el castaño temeroso.

— Tu nombre real bonito.

— Anthony... —La mirada del menor se posó sobre aquél hombre de cabello rubio y ojos carmesí.— Edward... Stark...

— ¿Stark? ¿Eres pariente de Howard Stark?

— Es mi padre... —Murmuró Tony viendo hacia otro lado.

— Creí que el hijo de Howard estaba muerto.

— Bueno mi padre prefiere eso a aceptar que soy un doncel...

— Interesante. —Aquél hombre sonrió y se enderezó.— Desde ahora me perteneces.

Tony ahogó un grito en el momento que aquel hombre lo levantó como si no pesará nada y lo subió a su hombro, salió de la habitación, una vez afuera, el castaño pudo observar como habían varios cuerpos, mientras que los trabajadores del lugar y algunos clientes estaban de rodillas con las manos detrás de la cabeza.

— Tiene que pagar por eso. —Mencionó Stane, el rubio se dio la vuelta.

— ¿Dijiste algo? —Preguntó viéndolo amenazadoramente.

— Nada, que lo disfrute.

El rubio salió del lugar y luego abrió el auto, el castaño se quejó por la brusquedad en que fue colocado en el asiento, luego el rubio se subió y empezó a conducir, Tony quiso llorar nuevamente, ¿así pasaría el resto de su vida? Hace dos días estaba hornando pasteles con Jarvis y ahora iba en el auto de un guapo asesino, quien seguramente lo violaría, después lo asesinaria, y todo esto por ser un doncel, una aberración de la naturaleza.

Te pertenezcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora