IX

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Tony despertó sintiéndose rodeado por un fuerte brazo, se removió un poco provocando que el hombre detras de él lo apretara mas.

— Dime que duermes con un arma en el bolsillo... —Murmuró el menor.

— Umm no... —Contestó el rubio restregandose con descaro contra el cuerpo del castaño.— ¿Quieres atender esto?

— Olvidalo, iré al hospital... —Tony logró safarse del agarre y se levantó.

— Bien, entonces bajaré esto mientras pienso que me follo ese lindo trasero. —Mencionó el capitán acariciando descaradamente el bulto en su pantalón.

Tony sintió su rostro arder, asi que se retiró inmediatamente escuchando la risa del Capitan dentro de la habitación, se dio un largo baño y luego se vistió sintiéndose nervioso cuando se dirigió a la sala se llevó la sorpresa que el rubio ya estaba ahí.

— ¿Nos vamos?

— ¿Irás conmigo? —Preguntó Tony incrédulo.

— Por supuesto, pero, ¿no vas a desayunar?

— No tengo hambre... —Contestó caminando hacia la salida.

Steve no dijo nada solo lo siguió, el camino al hospital fue silencioso, el Capitán observaba de reojo al castaño quien iba pensativo, al llegar se vistieron como médico y enfermero, Steve se quedó afuera mientras Tony entró.

— Papá... —Murmuró Tony, Howard estaba dormido, el menor no pudo evitar sentir pesar por él, se acercó pero antes de colocar su mano en su rostro la puerta se abrió.

— ¿Cómo está él? —Preguntó Justin una vez entró a la habitación, Tony se quedó callado acomodando mas la mascarilla, observó el brazo enyesado de aquel sujeto.— ¿Está sordo doctor? ¿Cómo está mi padre?

— ¿Su padre? —Preguntó Tony incrédulo, en eso Howard despertó.

— Justin, hijo... ¿Estás bien?

— Si, solo fue una simple fractura, ¿y tu cómo estás?

— Estoy bien, ese maldito me las pagará... no puedo creer que perdí la Mark.

— No creo que sea un problema, porque puedes crear otra ¿cierto?

— Fue creada por Anthony, pero aun tengo los planos en mi base de datos, asi que, quiero que los imprimas en físico y los guardes en mi caja fuerte... porque ese es tu patrimonio Justin, recuerda que eres mi heredero.

— Te haré sentir orgulloso, pero... crees que Anthony no volverá por...

— No lo hará, él ya hizo lo que hacen los de su especie, venderse al mejor postor.

— ¿Entonces si es doncel?

— Sí, es una maldita aberración de la naturaleza... y no hablemos de eso, porqué él ya esta muerto para mi...

Tony aun seguía ahí, le dolía el desprecio de su padre asi que trataba de aguantar el llanto, mientras que detrás de la puerta el rubio rechinó los dientes había escuchado todo, pero cuando estaba por entrar la puerta fue abierta, Tony salió y caminó los mas rápido posible, Steve logró alcanzarlo y lo sujetó del brazo, el castaño se dio la vuelta eh inmediatamente lo abrazó.

— Solo pidelo Tony... —Dijo Steve con rabia, el castaño solo se aferraba a él, despues de calmarse un poco habló.

— Tú tampoco confías en los donceles ¿no? Lo dijiste una vez, también te parecemos una aberra...

— No. —Interrumpió el rubio.— Solo hay un doncel al que detesto con toda mi alma, tu te ganaste mi confianza Anthony y no solo eso... —Murmuró para despues depositar un beso en los labios del menor.— Si Howard vuelve a hacerte llorar, lo siento pero se lo devolveré. —Dijo con determinación, para luego volver a besarlo, Tony sonrió y acarició la mejilla del capitán.— Aún no has desayunado así que...

— Quiero hamburguesas y donas... —Respondió haciendo un puchero, Steve le sonrió.— ¡Oh! pensé que siempre que sonreías te veías como un maniático, pero ahora veo que me equivoqué.

El Capitán solo rodó los ojos y caminó al lado del menor, dejaron la vestimenta de medicos y salieron del hospital, pasaron por una reposteria y un puesto de comida rápida, ahora iban de regreso en el auto, Tony se comía una hamburguesa.

— No debería consentirme Capitan. —Bromeó Tony.

— ¿Porqué no? Yo estoy dispuesto a darte lo que quieras Tony.

— ¿Me darías el mundo? —Steve solo lo volteó a ver y ahí estaba otra vez, esa sonrisa que para algunos podría ser aterradora, pero para Tony le causaba una sensación diferente, le dio otra mordida a la hamburguesa y volteó a ver por la ventana, tratando de disimular su sonrojo y nervios.

Al llegar a la casa Steve cargó las bolsas donde iba una caja de donas y algunas hamburguesas, pero al entrar la vista del rubio se posó en una mujer de cabellos rubios cenizos, estaba cruzada de brazos parecía molesta.

— ¿Se puede saber porque hiciste eso? —Exclamó la mujer molesta.— Yo estaba tranquila tomando el té cuando de repente llegan tus hombres, no me dieron ni tiempo de empacar y...

— Bienvenida mamá. —Dijo Steve sonriendo y se acercó a abrazarla.

— Aún no he terminado de hablar Stevie... y además ¿desde cuando comes tanta comida chatarra?

— Es mía. —Mencionó Tony llamando la atención de la mujer.— Lo siento, me llamo Anthony Star... solo Anthony. —Dijo nervioso, la mujer lo quedó viendo, luego miró a Steve se notaba molesta.

— ¡Steven Rogers!

— Voy. —Contestó inmediatamente el rubio.

Tony miró incrédulo como el Capitán caminaba detrás de aquella mujer sumisamente, como si se tratara de un niño que estába a punto de ser castigado.

— Soy un tonto... —Murmuró Tony con tristeza, obviamente esa mujer se había dado cuenta que él era el hijo de Howard Stark, el hombre que les había hecho daño, colocó las bolsas en la mesita de centro y se sentó en el sofa abrazando sus piernas.

Steve estaba sentado en una de las sillas de espalda al escritorio, observaba a su madre quien permanecía de brazos cruzados y el seño fruncido.

— ¿Qué hace el hijo de Howard aquí? ¿No te dije que dejaras ese asunto? ¡Así que no se te ocurra lastimar a ese niño, Steven! Liberalo ahora mismo.

— Pero si no lo tengo secuestrado... —Murmuró el rubio.

— ¡No murmures y habla correctamente! —Exclamó la mujer sobresaltando al rubio, si, había una persona que causaba temor en el Capitán Hydra.

— Mami... —El rubio dio un suspiro calmando sus nervios.— Permite explicarte ¿si? —Habló con ternura, la mujer bufo pero luego se sentó.— Yo rescate a Anthony... —Steve empezó a explicarle lo que pasó, causando asombro y luego enfado en la mujer.

— ¿¡Cómo se atreve a hacerle eso a su propio hijo!? Ay no puede ser yo me porte grosera con él, ni tan siquiera lo saludé, iré a hablar con él. —Dijo caminando apresurada hacia la puerta, luego se detuvo y volteó a ver a su hijo sonriendo.— No te preocupes yo me encargaré de todos los preparativos para la boda.

— ¿Qué boda?... ¡Mamá!

Steve dio un suspiro resignado al entenderlo, ojala su madre no asustara a Tony con sus ocurrencias porque cuando se le metía algo en la cabeza nadie la sacaba de ahí.

Te pertenezcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora