Prólogo.

451 50 19
                                    

POV Jennie.

2006

—¿Mami?— todo a mi alrededor es negro, no puedo ver otra cosa que no sea negro, algo me molesta en la cara, tocó con cuidado mi rostro, me pusieron tela en mis ojos. Mi cabeza me duele, me duele mucho.— ¿Mami?

Vuelvo a llamar a mi mamá, tal vez ella me puso esto, ella me lo puede quitar. El dolor de mi cabeza no se quita, mamá sabrá que medicina debo tomar para que se calme. Mi garganta está reseca, quiero agua.

—Tranquila, preciosa— escucho a una mujer, tiene una voz muy amable, pero no la reconozco. ¿En dónde estoy? El miedo me invade y trato de quitar esto de mis ojos.— No, no, no.— siento como la mujer toma de mis manos y las quita de mi cara, ¿Por qué no quiere que me quite esto, es una mujer mala?

—¡Mami!— mamá no me escucha, no está conmigo, ¿me dejó sola?

—Tu mami ya viene, tranquila, no te quites las vendas de tus ojos— ¿vendas, qué es eso? La mención de que mi mamá ya viene por mi me tranquiliza un poco, no estoy sola.

—¿Dónde estoy? ¿Quién eres?— le pregunto a la mujer desconocida.

—Estás en un hospital, acabas de salir de una operación muy importante. ¿No lo recuerdas?

—¿Hospital? ¡¿Me voy a morir?!— El pánico me invade nuevamente.

—¡Jennie!— al fin escucho a mi mamá, pero se escuchaba lejos y estás "vendas" como dijo la señora, no me ayudaban, nuevamente traté de quitármelas, pero esta vez me agarraron de las manos y se las llevaron a darles besos, muchos besos, me gustaba.— Ay, mi Jennie, ¿cómo estás mi amor?

—¡Mami! ¿Por qué lloras, por qué tengo esto en la cabeza? Quítamelo por fiiis, no me gusta, no puedo ver nada.

—No puedo quitártelo Jennie, es por tu bien.

—Mami, ¿estás llorando? No llores, no me gusta cuando lloras, ya no me quito estás vendas, pero no llores mami.

—Ay, mi amor— al fin siento como mi mamá me abraza. Ese olor tan particular de ella, a su perfume y un poco del limpiador de limón que utilizaba en las casas que limpiaba. Al fin me sentía en casa. Aun entre sus brazos podía escuchar como lloraba, solo me abrazaba, me mecía entre sus brazos y me decía que me amaba muchas veces, Te amo Jennie, ¿lo sabes? ¿Sabes que te amo mucho?

—Ya no llores mami, juro que me portaré bien. Yo también te amo mami.

—Sí mi amor, ya no lloro, ya estoy mejor— con mis manos quise tocar su cara para comprobar que ya no llorara,  estaba mojada, pero traté de secarla como pude, esto era realmente estorboso.—¿Ves? Ya no estoy llorando.

—¡Sí! Mami, tengo sed— mi mamá me puso un popote en la boca y empecé a tomar agua, estaba cansada, como cuando me la paso jugando todo el día cuando he terminado mi tarea y no hay escuela. Así estaba de cansada, pero sin jugar, no recuerdo estar jugando.

—¿Dónde estamos? ¿Me voy a morir? La señora dijo que estaba en un hospital.

Mamá me abrazó más fuerte.

—No, Jennie, no te vas a morir cariño. Gracias a Dios sigues conmigo.— sentía como mi mami me daba besos en los cachetes y en parte de la cabeza, me dolía que me los diera , pero no iba a decirle nada, estaba triste, no quería hacerla llorar otra vez.

—Pero los hospitales son para gente que se muere.

—No mi amor, son para salvar a la gente.

—¿Entonces a mi me salvaron?

BayaderaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora