—Mira, ten— Jennie era como una princesa hecha y derecha, su espalda recta, todos sus movimientos parecían elegantes y planeados, coloqué la bandeja de comida frente a ella para luego sentarme a su lado, Rosé y Jisoo se encontraban enfrente de nosotras.Yo nunca comía aquí, traía mi propio almuerzo por mi dieta sumamente restringida, por lo que me dispuse a sacar mis cosas de mi lonchera.
—Muchas gracias, Lisa, no era necesario— indicó Jennie comenzando a palpar las orillas de su bandeja.
—No es por nada Jennie, es todo un placer ayudarte— respondí casi embobada por la resplandeciente sonrisa que me dedicó, mi corazón se aceleró de manera significativa ante esa sonrisa gomosa.
Jennie me había dado instrucciones muy específicas de cómo quería la comida, el arroz de un lado, kimchi del otro y la posición de sus palillos, ella ya parecía conocerlo todo, empezó a comer con tal naturalidad que me quedé embobada ante su destreza.
Si no supiera que era ciega ni siquiera me daría cuenta, dejé mi comida por un lado y me dediqué a observarla, en este momento ver esas mejillas llenas como un mandú era más interesante que cualquier otra cosa.
No me explicaba cómo era tan magnífica. Jisoo ni siquiera me estaba poniendo atención por estar conversando con Rosé, estaban en su propio mundo, aunque Rosé tenía otro tipo de mirada, la misma de fascinación que yo tenía con Jennie, podía entenderla, Jisoo es bastante guapa, demasiado.
Inclusive tenía un par de pretendientes constantes a los cuales ella no les hacía caso porque me repetía una y otra vez "Si no estoy yo a tu lado, ¿cómo planeas alejar a todas esas urgidas de ti?"
Y tenía razón, pero era pésima excusa para no salir con ellos, Hein era el chico más dulce del instituto, también era guapo e inteligente, Jisoo no hacía más que evadirlos, pero no les cortaba sus alas, siempre decía que era para mantenerlos a la expectativa y la emoción en su nula relación, era raro.
Pero no importaba, sin duda Rosé se encontraba atraída por ella, una más a la lista.
Yo seguí con mi admiración profunda hacia Jennie, era más que perfecta, por dios, hasta la forma en la que se movía su garganta cuando bebía agua. Después de lo que pareció un buen rato en silencio, terminó su comida y se dirigió a mí.
—Debería de cobrarte por verme de una manera tan descarada, ¿sabes? Tienes una mirada muy pesada, puedo sentirla, Lisa— bromeó conmigo y me tomó completamente desprevenida.
Sentí como mi rostro se pintó de rojo de manera automática y la temperatura de la cafetería subía mil grados Celsius afectándome solo a mí.
—Pe... per... perdón por molestarte Jennie— solté de manera atropellada— no quería molestarte, no quería incomodarte— ni tampoco podía evitarlo, pero ese era otro tema.
—No, no te preocupes, perdón, era broma— pronunció alarmada, intentó estirar sus manos en mi dirección, pero las retrajo rápidamente— tu mirada es buena, me siento admirada por ti— hizo una pausa— me siento bonita— pronunció tímida con la mirada fija hacia enfrente.
Eso fue peor que lo anterior, no aceleró mi corazón, lo detuvo completamente.
Olvidé cómo respirar, ¿esto era el famoso gay panic? ¿Cómo podía saber ella que la estaba mirando prácticamente con los ojos vueltos corazones? ¿Tan predecible era? Sus mejillas se encendieron de un muy tenue rosa y tenía plantada en la cara una sonrisa tierna.
—Tierra llamando a Lisa, tierra llamando a Lisa, ¡SALTE DEL MUNDO DE LAS LESBIANAS Y REGRESA A MÍ!— pronunció Jisoo, agitando su mano frente a mi cara—¿Qué le has hecho Jennie?—preguntó Jisoo al tiempo en que yo trataba de formular una frase coherente— Le has ocasionado una muerte cerebral a la girl crush escolar, ¿quieres que todas te maten?
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Bayadera
Hayran KurguLalisa Manobal es una chica que está en su último año de instituto, solo tiene en mente un objetivo. Ingresar a la mejor escuela de baile de todo el mundo: Julliard Dance, en Nueva York. Kim Jennie es una chica que ama la historia y la música, para...