Quackity estaba hecho un desastre, el líquido escurría por sus piernas y sus manos estaban sucias. Y a pesar de haber llegado al orgasmo su cuerpo seguía insatisfecho, esto era el celo en un omega.
No había otra manera de describirlo como necesitado, estaba tan necesitado por un alfa.
Su alfa, Roier.
—Joder...
Murmuró fuera de sí, no podía esperar más a Roier, estaba tan ansioso que sentía que podía morir en cualquier momento. Hace mucho tiempo no se sentía así de mal, pues siempre se aseguraba de tomar sus supresores, pero ahora que tenía esta cita sexual con Roier no tomó ni uno, así que todo estaba siendo tan intenso y difícil para él.
Estaba a punto de volver a tocarse, una nueva erección asomándose entre sus piernas pidiendo por atención. Pero el sonido de la puerta abriéndose lo detuvo y lo obligó a voltear a ver.
Roier estaba ahí, tapándose la nariz con una de sus manos, probablemente la cantidad de feromonas de omega eran demasiado para el alfa.
Antes de procesarlo todo, Roier ya se encontraba siendo atacado por el olor de la habitación, pudo olerlo desde antes de entrar en la casa pero no se comparaba a lo fuerte que era una vez dentro. El olor de Quackity siempre era bastante llamativo pero en este momento era incluso asfixiante.
Tanto que sus instintos de alfa no pudieron ignorarlo más.
Un bulto se asomó sobre su pantalón, palpitante por la excitación repentina.
—Puta madre.
No supo qué hacer, estaba luchando contra aquella voz que le gritaba que se follara al omega. Si bien se mentalizó en el camino aún era difícil para Roier todo este rollo del celo, jamás había visto uno en persona, mucho menos se hacía una idea. El sexo para él siempre fue algo como innecesario, siempre tenía la mente en videojuegos o deporte.
Así que estar viendo el cuerpo desnudo de Quackity que se aferraba a las sábanas de su cama y parecía rogarle con la mirada por atención, era abrumador.
Se acercó lentamente, después de mucha desidia mental, no pudo evitar tragar saliva al estar cada vez más cerca de Quackity, podía sentir el calor que emanaba su cuerpo y eso que aún no lo tocaba.
Tan asfixiante.
—Roier, tócame.
Pidió el omega, abriendo las piernas para demostrar la sumisión con la que se estaba entregando. Roier se quedó mudo por la vista, un líquido transparente escurría por su rosada entrada hasta sus piernas, su pene completamente erecto, todo esto acompañado de una expresión que nunca había visto en su amigo, su rostro estaba rojo hasta el cuello y sus ojos más brillantes que nunca.
Roier por un momento creyó que estaba soñando, esta es la imagen más bizarra que ha tenido de Quackity, ¿seguía siendo el mismo chico con el que atrapaba ranas en la primaria?
Irreal y vulgar, así percibía la situación en su mente, sentía que le estaba faltando el respeto a su mejor amigo, a pesar de que este le hubiera dado el consentimiento de estar ahí con él.
Por otra parte, el bulto de sus pantalones comenzaba a doler, al final seguía siendo humano y un alfa también, no podía ver algo así y no sentir absolutamente nada.
—Por favor...
Nuevamente suplicó Quackity, sacando de su trance al alfa. Roier asintió sin poder decir palabra alguna, pareció pensar un momento antes de subir a la cama con lentitud.
Pronto estuvo arriba de Quackity, tomando posición en el hueco de sus piernas abiertas sin llegar a tocarlas pero si rozándose, cosa que hizo estremecerse al de abajo. El omega necesitaba contacto físico con Roier o probablemente moriría del dolor.
Roier por su lado, no podía apartar su vista de la cara de su amigo, evitando ver hacia abajo de nuevo, aún seguía sintiendo que estaba mal verlo desnudo. ¿Debería echarse para atrás?
No, Quackity parecía estar sufriendo cuanto más pasaba el tiempo. Lo sentía retorcerse debajo de él y aunque ahora tuviera los ojos cerrados sabía que estaban rojos por querer llorar, lo conocía tan bien que lo sabía, sentía su dolor.
No tiene mucho que Roier se rebeló como un alfa, entonces ha tenido sólo tres celos, uno cada seis o siete meses, lo normal es que sean dos al año a diferencia de los omegas que podían llegar a tener hasta seis. Aún recuerda el primero, fue tan doloroso que lo hizo perder la consciencia, como no estaba preparado terminó en el hospital esa vez.
Todos creyeron que Roier era un beta, hasta el mismo Roier seguía sin creerse que era en realidad un alfa.
Quizá era por esto que no podía ver a Quackity como omega.
Pero ahora mismo, Quackity rogaba por su toque, de él, un alfa. Entonces tenía que hacer algo al respecto, porque no quería verlo sufrir más.
Llevó sus manos hasta la pequeña cintura, comenzando a acariciar la suave piel. Quackity las sintió asperas, seguramente por todas esas pesas que levanta Roier en el gimnasio. De repente su excitación creció y rodeó con sus piernas el cuerpo del alfa, atrayéndolo hacia él.
Roier se sobresaltó y quiso volver a retomar su espacio, el cuerpo caliente de Quackity se sentía raro contra el suyo. El pánico terminó de llenarlo cuando comenzó a sentir la humedad del omega mojando sus propios pantalones. No pudo evitar sonrojarse de la vergüenza.
Quackity se permitió soltar una risita entre suspiros, por fin tenía esta faceta desconocida de Roier tímido.
—Vamos, Ro, quítate el pantalón.
Pidió con sugerencia, mientras se restregaba contra él sin pena alguna.
Roier dudó unos segundos antes de llevar la mano hasta su bragueta.

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¡Mírame! | Spiderduck
ФанфикQuackity es el omega más bonito y sensual de su escuela. Así que no sabe por qué Roier aún no ha saltado sobre él y lo ha reclamado como suyo. El hecho de que sea su mejor amigo no debe influir. Debe haber algo mal en ese alfa y hará lo que sea para...