6

539 82 7
                                        

Pasó una semana, en la cual Roier no tenía idea de lo que era de Quackity, no es como si no se preocupara o como si no le hubiera mandado un montón de mensajes que nunca fueron contestados al igual que sus llamadas.

El alfa estaba un poco seguro de que su mejor amigo, si es que podía seguir llamándolo así, estaba molesto con él.

Más que molesto, cree que está pasándola mal, pero después de aquel suceso la vergüenza invade su cabeza y cuerpo, ¿cómo podía ver a Quackity a los ojos después de haberle visto casi el alma?

Le recorrían escalofríos cada que las imágenes mentales de aquel día llegaban en momentos random.

No le desagradaba en absoluto, no está de más decir que Quackity es muy bonito y lo es también desnudo. Sin embargo, Roier siempre tendrá presente que esa persona es su mejor amigo. No puede ignorar eso tan fácil, la amistad es algo tan importante y puro para Roier que de verdad es difícil de cambiar la percepción que tiene del pelinegro.

—¿Qué te pasa? Te ves preocupado y tú no eres de los que se preocupan por algo.

De repente lo saludó Osvaldo, un poco curioso. También una de sus amistades más apreciadas, además de que ambos entrenaban juntos todas las tardes.

—Nada, todo bien.

—Te conozco, sé que te traes algo pero está bien si no lo quieres hablar, igual si es que lo quieres sacar sabes que me tienes a mí.

Roier sonrió, sintiendo esa confianza que la persona de Mariana le transmite. Si podía hablar de esto con alguien, ese alguien definitivamente podía ser él.

—Pues ya que preguntas...

Claro que omitió detalles, demasiados, no diría en voz alta que Quackity tiene bastantes lunares entre las piernas, mucho menos le comentaría sobre como el color rojo le domina desde su cuello hasta la frente cuando está caliente, ni tampoco cuando...bueno, le explicó la situación muy resumidamente.

Le dijo sobre lo confuso que fue para él el hecho de creer que Quackity era, es y será su mejor amigo para toda la vida a después tenerlo así de frente en pleno celo, cambiando toda la percepción que tenía hasta el día de hoy sobre el omega.

Osvaldo se limitó a escuchar en silencio, procesando. Incluso él era consciente de que Quackity estaba enamoradísimo desde hace tiempo atrás, no tenías que ser un genio ni muy observador para darte cuenta.

Pero Roier, bueno, es su amigo y lo quiere pero también no está de más decir que el tipo no tiene ojos para el romance, si pudiera describirlo como algo, sería una planta, completamente asexual. Lo conoce de años y mientras pasaban la pubertad y todos comenzaban a viciarse en el porno y verle el culo a los omegas, Roier simplemente seguía enviciado en el fifa.

Siempre fue así, era todo un bicho raro, pero era buena onda.

Así que lo único que puede pensar Osvaldo es en cómo se debe sentir Quackity, también es su amigo y le duele saber que para un omega el rechazo durante su celo les puede generar depresión, incluso llevar al suicidio.

Después de hablar con Roier, debe hablar con él también.

De momento, lo único que puede hacer como un buen amigo, es cagarle el palo a este alfa pendejo.

—¿Crees que me odie?

Preguntó con gran preocupación después del largo silencio del de lentes.

¡Mírame! | SpiderduckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora