El sol ascendía por el horizonte dando pasó a los primeros rayos de luz, que se filtraban a través del balcón, iluminando el rostro etéreo y bello del príncipe que dormía plácidamente en esa amplia cama, cubierto por finas sabanas de ceda.
Mientras en el pasillo, Sunni caminaba velozmente, llegando a la puerta de su alteza para proceder a tocar tres veces. Pero sus toques no dieron resultados, al no oír ningún ruido, no le quedaba otra opción que entrar sin permiso, divisando a su alteza removerse de un lado a otro ante los incomodos rayos que chocaban en su rostro.
—Príncipe Taehyung, despierte— caminó hacia las cortinas y las desató, impidiendo que los rayos traspasen.
Taehyung al escuchar a su dama de compañía se sentó en la cama, con un pucherito adornando su rostro, inconforme al ser levantado tan temprano, pues apenas durmió unas cuantas horas por estar despierto en la madrugada.
—Sunni, dormiré un poco más— indicó soñoliento, recostándose nuevamente.
—Alteza, eso no será posible— se acercó al armario y de este sacó toallas —La reina ordenó tomar el desayuno con su compañía.
—Justo hoy se le antoja, tengo sueño— pataleó como niño.
Desde que su padre murió, todas las costumbres familiares se perdieron; cada uno comía por su lado, no visitaban los fines de semana al pueblo y compartían con los campesinos, aún recuerda la última fiesta que fue acompañado de su padre, donde los campesinos organizaron una gran fiesta, bailando y cantando a viva voz, festejando la productividad de las tierras y la prosperidad de su reino, echaba de menos aquellos tiempos.
Sunni soltó una carcajada, su alteza era muy divertido y un poquito berrinchudo. —Sí alteza, justo hoy, vamos, levántese o la reina lo regañara si llega tarde— agarró las sábanas con las que estaba tapado Taehyung y las retiró —Usted puede luchar contra el sueño, vamos— dobló las sábanas y las colocó en la parte baja de la cama.
—De acuerdo— se bajó de la cama, caminando hacia la tina y sumergiéndose en ella. Sunni yendo tras suyo.
—¿Lavanda, manzanilla o menta? — le dio a elegir, enseñando las dos botellas de cristal llenos de esencia.
—Umm, menta— señaló a la botella elegida —Será un día caluroso y quiero sentirme fresco.
—Tiene toda la razón su alteza— vertió la esencia en la tina.
Taehyung inhalo fuertemente, llenando sus fosas nasales del rico aroma a menta, viendo como su dama enjabonada su cuerpo y tallaba con la suave esponja su espalda.
—Sunni— llamó la atención de su dama.
—Dígame alteza— dejó la esponja, comenzando a enjuagar el cuerpo con agua limpia.
—¿Jungkook nos acompañará en el desayuno? — preguntó, recordando las palabras que el pelinegro le dijo en la madrugada.
—La reina no solicitó la presencia del príncipe Jungkook en la mesa. Y aunque lo haga, su alteza Jungkook no está en palacio.
—¿Qué dices Sunni? — frunció su ceño incrédulo.
—Su alteza Jungkook no se encuentra en palacio, Hwan me lo dijo.
—¿Hwan? ¿Él guardia que custodia la puerta de palacio? — preguntó, achinando sus ojos.
—Sí alteza, me dijo que el príncipe Jungkook salió acompañado de dos soldados. Me preguntó por qué salió de palacio.
Taehyung sonrió tímido, no podía creerlo ¿enserio Jungkook fue a buscar a Faruk? No no, estaba pensando mal, Jungkook lo odiaba y no haría eso por él, seguramente salió de palacio por otra situación.