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Isabella caminó sigilosamente para no ser vista por ninguna de sus maestras, era la hora de su receso y sabía que los niños más grandes también estaban en el suyo así que sin perder tiempo camino a la parte trasera de la escuela con su lonchera aferrada a su mano sin yeso, su corazón palpitaba fuerte por la adrenalina, solo le tomó un par de segundos llegar detrás de los árboles y los arbustos que era el límite del patio de juegos.

Isabella suspiró aliviada al ver que nadie la había atrapado en su escape, se sentó en el césped y abrió su lonchera sacando el cartón de jugo de manzana y el bocadillo que aquel día Chiara había preparado para ella.

-¿Qué haces?- preguntó una voz sorprendiéndola desde atrás

-Estaba sacando mi comida- respondió tímida

-Pensé que ibas a esperarme- dijo la pequeña rubia sentándose a su lado- hoy mamá Bea me hizo fruta picada antes de irse a su trabajo.

-Yo tengo un sándwich de mantequilla de maní y mermelada de uva- dijo sonriente

-Podemos compartir si quieres- hablo Samanta sentándose en el césped junto a Isabella

-Si- dijo simplemente mientras asentía con la cabeza

Ambas pequeñas se sentaron a comer una junto a la otra, era el segundo día que lo hacían, Sam usó la excusa de que era para cuidarla sin embargo había más detrás de eso, la rubia le gustaba mucho su nueva amiga y quería compartir con ella todo el tiempo posible.

-Hoy voy a ir con mami Laura a comprar tu regalo de cumpleaños porque mamá sale tarde del hospital así que no puede acompañarnos- explicó la rubia llevándose una uva verde a la boca, Isabella sonrió y asintió con la cabeza- ¿Qué te gustaría de regalo?- preguntó

-No lo sé aún- dijo sincera

-Pues buscare algo lindo que te guste- Isabella la miró durante unos segundos en silencio

-¿Tú eres mi amiga solo porque tus mamás te lo pidieron o por qué de verdad quieres serlo?- cuestionó entrecerrando los ojos

-Al principio mamá y mami me dijeron que debía ser educada contigo pero eso no importa porque desde que te conocí supe que debía estar contigo y voy a cuidarte- respondió de lo más natural

-Gracias

-No me las des, lo hago porque siento que es lo que debo hacer- Isabella le regalo una sonrisa- ahora vamos está por tocar la campana y si no nos ven nos pueden regañar

*********

Al fin era el día de la fiesta, Isabella estaba más que nerviosa, todo debía quedar perfecto para que le gustará a Isabella, ese era su objetivo aquel día, los decoradores corrían de un lado a otro en el jardín de la casa de Emma ultimando cada detalle, no sería una fiesta enorme con decenas de decoraciones y cintas sin embargo todo debía quedar perfecto, Isabella solo había querido invitar a un par de niños de la escuela y el resto sería adultos y familiares de la ojiverde quienes conocerían a la pequeña por primera vez.

Aquella mañana la ojiverde despertó a su hija haciéndole cosquillas y llenándola de besos, luego desayunaron juntas en la habitación y partieron a casa de Emma donde estaban ultimando cada detalle, la ojiazul tenía prohibido salir al patio trasero o mirar por alguna de las ventanas, Chiara quería que aquello sea una verdadera sorpresa.

Emma ayudo a la ojiazul a colocarse su vestido nuevo para la fiesta y a colocarse los zapatos, cuando al fin recibió la llamada de Chiara sabía que era momento de llevarla fuera.

-¿Lista?- preguntó

-Lista- dijo segur ala pequeña

Ambas bajaron cuidadosamente la escalera hacia el piso inferior, Isabella corrió hacia la puerta que daba al patio trasero y sin esperar más la abrió sin poder contener la emoción, todo el lugar ahora estaba transformado, todo era celeste con blanco, habían máquinas de palomitas de maíz, helado y algodón de azúcar, un castillo inflable estaba en una esquina del enorme jardín.

I won't give up -KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora