Capítulo 4
—Creí que hoy sería tu día de descanso —le comento a mi esposa mientras finalizo de servir el desayuno. Tengo un sueño terrible, pero trato de disimular que soy el más activo.
—No lo es en sí, pero de todos modos creo que saldré temprano —me informa Delia, recogiendo unas cosas e ingresándola a su bolso —. Han cambiado mi día para la próxima semana.
—Eso suena un poco bien, al menos no te quedarás hasta tarde —digo, llevando la comida a la mesa —. Estaba pensando que quizás podemos cenar, después de que vengas, a un restaurante o salir a ver una película al cine.
Doy mi opinión con la esperanza de que ella me haga caso. No quiero perder esto, necesito recuperar mi relación porque siento que me estoy volviendo loco por estar pensando en otras cosas. Hasta me cuesta creer que ese hombre me haya hecho sentir lo que sea que me hizo sentir, no obstante, eso yo lo justifico con que me hace sentir bien el hecho de que sea stripper.
Delia me mira y segundos después suelta una risita con burla que me hace sentir como una libra de mierda.
—¿Y para qué saldré yo contigo? —rueda los ojos y mi pecho se oprime.
—Es en familia, Delia. Tú, mi hijo y yo —trato de insistir, pero el dolor que tengo en mi pecho por el comentario que ella me acaba de hacer permanece latente —. Eso nos caería bastante bi...
—No —dice sin más —, estaré ocupada, Archie.
Me queda agachar la cabeza y mirar a mi hijo de reojo, quien sé que finge no escuchar la negación de su madre. Siempre le he dicho que no se preocupe por los comentarios que ella a veces hacía, que solamente se trataba de unos malos días en el trabajo porque mamá trabajaba bajo mucha presión y así todo es un problema.
Me siento al lado de mi hijo, a quien le revoloteo el cabello y le doy un beso en la frente. Me prometí a mí mismo ser el mejor padre que puede haber en este mundo, incluso mejor que el que puso de su esperma para traerme al mundo, pero más similar y siguiendo el ejemplo al que tuve cuando adolescente.
Ese fue, es y será siempre mi verdadero padre.
—¿Hiciste las divisiones? —le pregunto a mi pequeño, quien asiente con una sonrisa en la cara —¿Y qué te dijo el maestro de matemáticas?
—De las veinte, solo había tres malas —me informa.
—¿Tres?
—Sí, justamente las tres que te dejé hacer.
Mi expresión cambia cuando mi pequeña copia me dice eso, sintiéndome ligera y fingidamente ofendido por su comentario.
—Joder, el carnet —farfulla mi esposa, dejando el celular en la mesa, justo a mi lado, y yéndose a la habitación.
Mi hijo sonríe por la expresión que todavía tengo en la cara.
—No te creo.
—Te la puedo mostrar —ríe.
—Estás levantando calumnias sobre mí.
—¿Calumnia?, ¿qué es eso?
Entrecierro los ojos.
—Le has mentido al rey y dueño del planeta tierra —murmuro, cambiando mi voz —, por eso, te ordeno que te comas los vegetales que tienes aquí, mentiroso.
Las carcajadas que emitimos son fuertes, pero eso no es un obstáculo para que un sonido llame mi atención. Es una notificación del celular de Delia, la cual ignoró solo que me hace pensar que debo de ir a llevar al niño a la escuela y por lo tanto necesito la hora.
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The Strippers (El Regreso de los SexysSweet
Teen FictionLas decisiones de los demás crearon un caos de los que ellos creyeron escapar. Los una vez llamados SexysSweet vuelven a aplicar su lema: "HOTGUYS hoy, HOTGUYS siempre", creando otra vez esa unión cuando las consecuencias de sus actos empiezan a cob...