Capítulo 9

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Capítulo 9

Archie Morris

El estúpido de esta casa siempre he sido yo, y hasta el último en enterarse.

Después de que me di cuenta que sería padre y tuve que quedarme a aceptar ese rol, después de que Delia se sintió humillada al saber que al final yo quería estar con ellos, y quería que ella venga conmigo, traté de dar absolutamente todo para a final de cuenta no estar recibiendo nada...

Y es por ello que ahora, con el corazón roto y la vida cayéndose como si se tratara de un edificio hecho en un mal soporte, me encuentro en la sala de mi casa escuchando como mi esposa me grita todas las porquerías del mundo mientras solloza en los brazos de quien es su novia pública.

Cuando digo publica, me refiero a que los padres de ellas vinieron desde Argentina y ni siquiera se sorprendieron al saber que su hija estaba metida con una mujer mientras tenía una relación conmigo, de hecho, hasta la saludaron con su nombre y un beso en la mejilla.

—Me tienes cansada, por Dios —la escucho decir, y no niego que me duele cada palabra que suelta, pero si me duele más es saber que mi hijo no está conmigo.

—Pero, ¿no tienen nada de idea?, ¿algún amiguito o alguien? —la madre de Delia corre a los brazos de su hija mientras nos estamos volviendo loco y aprieto los puños queriendo que no me carcoma la envidia.

No tengo a nadie quien me abrace ni me haga sentir así.

Delia prefiere estar con una mujer que dice amarla a estar conmigo que tenemos bastante tiempo. Su madre la abraza, su padre está inquieto al ver a su hija en ese estado, sus dos hermanas tratan de consolarla, una tía que ella tiene bebe café mientras mira a los lados y otros compañeros de trabajo han venido con ella.

—Jayhed no tiene amiguitos —digo, pasándome la mano por la cara y suspirando.

Me estoy agobiando.

—Jayhed no tiene amiguitos por culpa tuya —me restriega Delia en mi cara, apartándose de los que la abrazan y caminando a mi dirección, con furia —. Jayhed odiaba estar aquí, contigo. Odiaba que tú seas el único supuesto amigo que tenía.

Me duelen sus palabras, pero trato de no responderle.

Hasta trato de entenderla; está frustrada, está histérica y no sabe lo que dice porque nuestro hijo no aparece.

—Jayhed temía que todo mundo se dé cuenta de que su padre era un bailarín que bailaba sin ropa y con la polla marcándosele al maldito pantalón y que estuvo preso por una semana por ser el sospechoso del escape de un asesino despiadado —aprieto los puños, tratando de contener la rabia que es provocada por cada palabra que está diciendo y me repito mentalmente que ella solo está dolida —. Nunca dejaste de ser un maldito stripper fracasado porque mírate, puedo jurar que los delincuentes que estaban contigo seguro deben de tener una vida mejor de miserable que la tuya.

Mi corazón se rompe al creer algo similar. Me aterra que la vida de ellos no sea buena, me aterra que su vida sea peor que la que yo estoy viviendo. El hecho de saber que viven en un sitio marginado, que tratan de esconderse de la policía, que viven en mal estado, acaba conmigo.

Pero al menos viven juntos, y a mí no me importaría vivir en el peor de los mierderos si estoy con ellos.

—Te voy a jurar una cosa, Archie —Delia se sigue acercando y la mujer que es su otra pareja trata de intervenir —, si a mi hijo le pasa algo, si mi hijo viene aquí con un solo rasguño, yo te juro que te voy a denunciar con la policía y les diré que participaste en la salida de Deniel de la cárcel porque callada ya no me voy a quedar.

The Strippers (El Regreso de los SexysSweetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora