Capítulo 12

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Después de lo que dijo Enzo no sabía como reaccionar. Estaba flipando, ¿cómo podía decir eso?, no era nada profesional y encima me había mencionado a mí en la entrevista, no había que ser adivino para saber que hablaba de mí. Lo que más vergüenza me daba era que mi padre podría ver la entrevista y malentender las cosas, encima ahora más cuando nos había dejado solos en mi casa, se iba a imaginar lo peor. Con solo de imaginarlo ya me ponía roja.

Enzo salió de la entrevista y nos fuimos del establecimiento en silencio.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué no decís nada? — Dijo sin entender porqué no le dirigía la palabra.

— Haber no sé, tampoco hay que ser adivino para intuirlo. — Dije con tono de enfado mientras seguía caminando hacia dónde habíamos aparcado el coche.

— ¿Es por lo de la entrevista? — Dijo. Mi silencio se lo tomó por respuesta, mientras intentaba seguir mi paso. — Alto, espera, hablemos. — En ese momento paré en seco.

— ¿Hablar de qué Enzo? Mira, seguramente mi padre vea esta entrevista y va a saber bien que has hablado de mí, y por si fuera poco has dado a entender que no solo somos amigos, sino que hay algo más. Enzo, eso no es nada profesional y lo has soltado ahí como si nada.

— ¿Qué querías que hiciera?, no sabía qué responder y se me vino a la cabeza esa anécdota, no hay nada de malo.

— Sí que lo hay, y más cuando ayer pasó lo de la fiesta, esto me lo complica todo más. — Dije. Enzo cambió completamente su rostro, ahora estaba tenso.

— Pues yo no me acuerdo de lo que pasó en la fiesta, al parecer bebí mucho y lo demás lo tengo borroso... — Añadió. Lo que me faltaba.

— Sabes qué, no importa. Mira llévate mi coche y vuelve a mi casa que sabes dónde vivo. Yo voy a dar un paseo, necesito estar sola y pensar. — Dije intentando volver a la calma. No era culpa de Enzo, pero lo complicaba todo siempre.

— ¿Entonces cómo vas a volver? — Dijo preocupado.

— Ya volveré en un taxi o Uber, no importa. Ten. — Dije dándole las llaves del coche. Él las tomó.

— No tardes mucho, no me gusta dejarte sola por si te pasa algo. — Dijo.

— He vivido aquí toda mi vida, no te preocupes. — Dije y me marché.

Comencé a caminar por las calles de Madrid, ya era por la tarde y había bastante actividad como de costumbre al ser una gran ciudad.

Hacía tiempo que no paseaba por Madrid desde que fui al rodaje de la película de mi padre, y lo extrañaba.

A lo lejos vi a una antigua compañera de la universidad y me acerqué a saludarla, me caía bien. Después de un buen rato hablando nos despedimos y retomé el camino de antes.

Encendí mi móvil para ver la hora y ahí vi los miles de mensajes de Juani preguntándome por cómo iba con Enzo, y sobre lo que dijo en la entrevista. Si ya sabía yo que se podía malinterpretar ese "algo así" después de que le preguntaran si éramos solo amigos.

Respondí los mensajes de Juani distraída, ya se había hecho algo de noche. El cielo estaba oscuro, pero todavía se podía ver algo de luz, al ser invierno anochecía antes y eso se notaba. Ya no quedaba casi gente por la calle. Al parecer pasé más rato de lo que creía hablando con esa antigua compañera.

Pedí un Uber para volver a casa, pero ninguno podía recogerme. Genial lo que me faltaba. Encima los taxis no pasaban por la calle que me encontraba ya que no era una calle principal. Busqué dónde estaría la parada de bus más cercana para ir, y estaba a quince minutos andando desde mi ubicación, empecé a andar hacia ella para llegar lo antes posible y que no se me hiciese más de noche.

Durante el trayecto me metí por un callejón que no me daba buena espina, y aceleré mi paso. Un tramo más adelante había un señor algo mayor apoyado en la pared el cuál se quedó mirándome fijamente. Ahí sentí mucho miedo, pero lo único que podía hacer era seguir andando a paso acelerado. Cuando más me acerqué a él soltó un comentario no muy agradable lo bastante alto para que lo escuchara.

— Ey jovencita ¿dónde vas tan tarde tu sola por aquí y tan provocadora? — Lo dijo con un tono que me dio escalofríos. Parecía algo borracho, pero no lo suficiente porque era consciente de lo que hacía.

Ante el comentario seguí mi paso ignorándolo y rezando que no se acercara a mí. Pasé por su lado dejándolo atrás, pero de golpe noté como un cuerpo se abalanzaba sobre mí. Y sí, era él.

En ese momento grité intentando zafarme de su agarre, no sabía qué más hacer.

— ¡Por favor déjame en paz! — Grité — ¡Ayuda!

Él tapó mi boca mientras yo forcejeaba para intentar que me soltara. En ese momento estaba muerta de miedo, ya no sabía que podría pasarme.

— Tú te vienes conmigo preciosa. — Dijo susurrando en mi oído. Intentaba arrastrarme hacia algún lugar.

Yo comencé a sollozar sin dejar de intentar salir de ahí, pero era imposible, él era mil veces más fuerte que yo. Su agarre me hacía daño y sus uñas rasgaban mi rostro al intentar tapar mi boca para que no gritase.

Estaba perdida. En un intento desesperado de salir, empujé mi bolso hacía arriba y le dió en toda la cara, dejándome tiempo para huir ya que subió las manos hacia su rostro.

Corrí como nunca por aquel callejón, como si mi vida fuera en ello, en parte era verdad.

Salí a una calle algo más transitada sin dejar de correr. Más adelante encontré una lavandería abierta donde no había nadie. Entré en el establecimiento respirando agitadamente por lo que acababa de pasar. Necesitaba volver a mi casa. Saqué rápidamente mi móvil para llamar a algunos de mis contactos pero no sabía a cuál. ¿Quién podría ayudarme?

Enzo. Mi mente pensó instantáneamente. Estaba enfadada con él, pero esto no se comparaba en nada con lo ocurrido. Tecleé su nombre en contactos lo antes posible y cliqué su número con velocidad.

Por favor que coja la llamada. Por favor...

Al instante escuché su voz al otro lado del aparato. Nunca me había alegrado tanto escuchar la voz de alguien y menos la de Enzo.

— T/n estás bien, ¿qué pasa, porqué me llamás? — Dijo preocupado. Intenté calmarme para que mi voz sonase clara y no sollozar.

— Necesito que vengas a buscarme, rápido. Te pasó mi ubicación, ven lo antes posible por favor.

— Voy para allá, estoy en nada. — Dijo decidido y colgó. En ese momento solté un suspiro de tranquilidad aunque seguía asustada sabía que Enzo vendría y eso me calmaba un poco.

Pasaron diez minutos eternos hasta que un coche familiar se paró en la entrada de la lavandería que estaba. Era mi coche. Puso los intermitentes y de él vi bajar a Enzo super rápido y con cara de preocupación buscándome. Yo fui corriendo hacia él, y me tendió sus brazos para abrazarme.

En ese momento lo único que hice fue llorar entre los brazos de Enzo. Como siempre hacía, me dejó ese momento para desahogarme sin decir nada. Él acariciaba mi espalda intentando calmarme y demostrando que él estaba ahí por si lo necesitaba. En ese momento ya me sentí más segura. 

Me separé de Enzo dándome tiempo para respirar.

— Vayámonos a casa. — Dijo para luego abrirme la puerta del copiloto. Yo subí y él cerró mi puerta, luego rodeó el coche y se montó.


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Pobre T/n, que asco de viejo verde el señor ese. 

Lo siento si este capítulo es algo fuertecillo. Si alguna vez te ha pasado algo por el estilo, que sepas que no estás solo/a. ♥️

Que lindo es Enzo (o enzito).

Esto no acaba aquí... ;)

Besis.

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