𝙐𝙈𝘼𝙍𝙀𝙒𝘼𝙆𝘼𝙍𝙄 ˢᵃᵗᶻᵘ

𝘾¹⁰ - "𝘼𝙫𝙚𝙨 𝙏𝙧𝙪𝙚𝙣𝙤"

༺♔༻ - 雷鳥

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— Ahora lo recuerdo...

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— Tú y yo ya nos conocíamos, ¿no es así?

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— Fue hace mucho tiempo...

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— ¡Meow!

Corrió rápidamente una vez que escuchó el agudo chillido de un animal.

Creyó que tal vez una cría de conejo o ardilla habían perdido su hogar, pero jamás imaginó que una gran bestia era con lo que se encontraría.

— Q-Quiere comerse a ese gatito.— Se dijo a sí misma — Tengo que hacer algo.

Llena de miedo tomó un par de troncos de leña que había recogido y se los lanzó.

— ¡Hey, giganton! — Llamó su atención — ¿No deseas comerte a ésta linda niña alada? — Se le insinuó.

La bestia gruñó y trató de embestirla, pero Tzuyu se arrojó a un lado para evadir su ataque. La criatura dió media vuelta, ahora estaban frente a frente y no dudó en atacarla una segunda vez.

Saltó y antes de que callera sobre Tzuyu, fue arrasado por una fuerza mayor.

— E-Está muerto.— Tzuyu acercó a comprobar su estado. Se dejó caer al suelo y dejó escapar todo el aire conteniendo — Qué alivio...

¿Quién la había salvado?

La pequeña gata era la responsable de todo. Estába de pie frente al cuerpo, cubierta de sangre y emanaba una gran energía demoníaca. Cayó al piso una vez que volvió en sí.

— Pobrecita.— Tzuyu la tomó entre sus brazos y la cargo para buscar un refugio — Cuando deje de llover te traeré algo de comida y agua.

En ese momento sólo se escubulleron bajó las ramas de un árbol y aunque el agua seguía filtrandose por las hojas Tzuyu protegía con cuerpo el de Sana.

Intentaba abrigarla. No pasaría mucho tiempo para que la lluvia se detuviera, pero por lo pronto solo debían esperar.

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— Cuando te encontré ese día en el bosque fue una mera casualidad, estába aterrada e intenté protegerte, pero fuiste tú quien nos salvó la vida.

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— A medida que crecimos creíste que tenías una deuda conmigo. Siempre que estába en aprietos me ayudabas.— Sonrió — Pero...en realidad, era yo quien tenía una enorme deuda contigo. Decidí volverme fuerte para proteger a las personas débiles como yo, así como lo hacías tú conmigo, siempre me proteges sin importar qué.

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— Déjame ser yo quien te protega a partir de ahora, al menos solo una vez.

Tzuyu...

Sana tomó una gran bocata de aire y reaccionó. Abrió sus ojos como plato y una vez que se encontró con la preocupada expresión de la alta no contuvo más sus lágrimas.

— Qué alegría.— Sonrió Tzuyu. La abrazó con fuerza y comenzó a sollozar.

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— Estás de vuelta...