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Playing: September
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ılıı|ıılıı|ıılıılı
ᴠᴏʟᴜᴍᴇ : ▮▮▮▮▮

Había pasado ya casi un año desde que estuvo con Dog por última vez. La última vez en que ambos podían mirarse directamente a los ojos y con tan solo verse decirse cuánto se querían. Cuánto darían uno por el otro. Y cuánto se extrañarían al momento de separarse.

Lamentablemente ese día en la playa, que parecía ser un gran día para ambos, se convirtió en el peor día.

Nunca lo supieron, si fue por culpa del sol, o del mar, o si simplemente se le acabó la batería. Pero algo era cierto: Robot no podía pararse.

Dog se vio obligado a dejar a su amigo robótico en la arena... y esperar hasta el próximo verano para entrar nuevamente a la playa y rescatar a su amigo.

Muchos sucesos pasaron a lo largo de los meses de espera. Sin embargo, lo importante en esta historia es el camino que ambos decidieron tomar.

Pasaron los meses, y Dog decidió comprarse un nuevo robot. Ahora uno amarillo, con una cabeza cuadrada, ojos cuadrados, cuerpo cuadrado... bueno... muy distinto a Robot original.

Mientras que Robot, consiguió un nuevo amigo, llamado Rascal. Un mapache que para su parecer, parecía haber perdido a un amigo también. Su vida había sido solitaria durante muchos años, hasta que compró las partes que habían quedado de Robot y logró repararlo. Por suerte, también tenía un amplio conocimiento sobre reparar robots.

Entonces, se puso patas a la obra.

Decidió hacer una combinación con las partes del robot y una gran radio que tenía guardada. Sería un gran invento, además de poder escuchar música cuando quiera. No obstante, Robot se convirtió en algo más que en un reproductor de música. Le trajo algo que anhelaba desde hace años: compañía.

Ambos tenían nuevamente a alguien que les acompañara hasta los fines de sus vidas.

Sin embargo, Robot ya había experimentado previamente sueños... y también... pesadillas. Al igual que a Dog, a ambos a veces les atormentaban las mismas pesadillas: nunca volverse a encontrar, y ser abandonados el uno por el otro.

Recientemente Robot tuvo una de esas pesadillas y se levantó de golpe en medio de la madrugada. Ya llevaba un año viviendo con Rascal desde ese entonces.

Una mirada triste yacía en el rostro del robot, mirando sus manos, luego sus patas, y finalmente su cuerpo. Estaba muy diferente a cuando vio a Dog por última vez. A veces pensaba que si algún día se lo encontraba ni siquiera lo reconocería.

Levemente se levantó de su cama que con cariño le había construido Rascal, con mucho cuidado de no levantar a su amigo que se encontraba al otro lado del cuarto con el ruido. Dio un pequeño estirón y se dirigió a la cocina buscando algo que comer para entretenerse entre tanto, y despejar aquellos pensamientos negativos.

Encontró una caja de pizza que habían pedido ambos en la tarde para el almuerzo, y cogió el último pedazo, para metérselo en su boca.
No había necesitado masticarla, y se la tragó rápidamente... entonces se quedó sin ideas de cómo despejar su mente.

Volteó de reojo y observó la gran ciudad de Nueva York que tenía por delante a través de la ventana. Suavemente abrió el seguro de esta y levantó la ventana. Se apoyó en el filo de esta para observar con mayor detenimiento la ciudad a oscuras, que con suerte podían observarse algunas luces a lo lejos.
Uno de los aspectos que amaba de vivir con Rascal era tener esa maravillosa vista. Sentía que podía observarlo todo y a todos.

No sabía exactamente dónde pero sabía que en alguno de esos departamentos por delante se encontraba Dog. Apuesto que durmiendo en su típico departamento, viviendo con su nuevo robot. Con tan solo pensar en eso, venían a su mente distintos de pensamientos y sentimientos. Y una aterradora pregunta.

En algún momento, ¿volveré a ver a Dog?

Robot Dreams | TalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora