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Playing: September
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ılıı|ıılıı|ıılıılı
ᴠᴏʟᴜᴍᴇ : ▮▮▮▮▮

La vida del mapache había sido dura en los últimos años. No tenía familiares cercanos ni tampoco amigos. Tal vez porque consideraban las oportunidades en Nueva York en ese entonces muy difíciles y decidieron buscarse mejores vidas en otras ciudades, dejando a Rascal completamente solo.

Al menos tenía actividades con que entretenerse. De joven le apasionaba demasiado la robótica, reparando algunos aparatos electrónicos y hasta inventando. Era un don según comentaban sus vecinos.

No obstante, el hecho de caminar solo de ida a su trabajo, pasear solo en el Central Park, desayunar, almorzar y cenar solo todos los días, y no tener a nadie quien le haga compañía, le hizo sentir que su vida se volviera solitaria, y que su alma se oxidaba.

Todo cambió cuando compró las partes de un robot.

Desde que tenía a Robot a su lado, su vida no volvió a ser como antes. Tenía una compañía a su lado con quien compartía sus actividades favoritas. ¿Qué más podía pedir?
Además, Robot era todo un caballero. Muy amable, muy curioso... pero también sin mucha experiencia.

Asumía que tal vez Robot no había podido experimentar mucho la vida que le rodeaba en la ciudad de Nueva York.
Entonces, decidió enseñarle las bellezas de la vida y cómo disfrutarlas.

Con el paso del tiempo observó como Robot poco a poco se familiarizaba más con la ciudad y se adaptaba más rápido. Eso lo enorgullecía demasiado.

Sin embargo, la edad lo alcanzaba poco a poco a Rascal, llegando a no poder realizar algunas actividades como lo hacía antes.
Habían veces en las que Rascal terminaba tan cansado luego de trabajar reparando aparatos electrónicos que caía en el sofá simplemente para cerrar los ojos y descansar. Sin darse cuenta, terminaba siempre durmiéndose.

Mayormente sus ojos comenzaban a cerrarse a las 19:00pm... pero Robot aún seguía despierto. Tenía aún tanta energía como para salir a caminar por las noches o ver películas con su amigo —tal cual lo hacía con Dog en el pasado—. Pero comprendió que Rascal ya no tenía suficiente energía para eso.

Luego de un duro día de trabajo, Rascal yacía durmiendo en el sillón, mientras soltaba unos pequeños ronquidos. Robot se quedó mirándolo durante un rato preguntándose que hacer a continuación.
Al tener una idea, sonrió y con sus brazos —con cuidado—, levantó a Rascal, cargándolo y lo llevó a su habitación, echándolo suavemente en su cama, tapándolo con una sábana.

Sonrió al darse cuenta de que había logrado no despertarlo, pero al dar un paso para retirarse despertó a Rascal. El mapache miraba a todos lados algo confundido mientras sus ojos se les cerraban.
Robot lo miró preocupado y se acercó a él rápidamente para darle unas palmadas en su espalda con cariño. A continuación, le puso play a una de las canciones que le gustaban a Rascal, la cual era lenta y suave, perfecta para dormir.

Poco a poco, Rascal cayó en un profundo sueño.

A la mañana siguiente, el mapache se había levantado, pero no veía a Robot por ni un lado. Solo veía un mensaje en su velador escrito —con mala ortografía— con crayola:

"Fuy a compras. No tener máS ketshup en refrigerador. Dejé desayuno eN la mEsa. Yo espeRar que tE gusTe, papá"

Robot Dreams | TalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora