Pequeñas historias independientes de la aclamada película "Robot Dreams" de Pablo Berger, en la cual se seguirán principalmente las aventuras de Dog y Robot.
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(02-04-2024)
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¡AVISO! Este capítulo contiene rastros del ship Dog x Robot. Si no te agrada el ship, por favor, mantén igual el respeto por sus fans.
La alarma de Dog comenzó a sonar a las 6:30 am, y este la apagó rápidamente para no volver a oír ese sonido de nuevo.
Abrió sus ojos con alegría y con muchos ánimos y ganas se levantó de su cama, dejando caer las sábanas de su cama al suelo sin darse cuenta por la emoción. Cogió su correa rápidamente mientras se la acomodaba en frente de su espejo. Agarró su maleta en la que llevaba su billetera, aceite por si Robot llegaba a malograrse, y algunos dulces para comer en el camino. Tomó su gorra y se la colocó en su cabeza; asimismo, no podía olvidarse la gorra de su robótico amigo, para que al estar en contacto con los rayos solares no le afectase.
Salió de su habitación rápidamente y tocó la puerta del cuarto de Robot con mucho entusiasmo. Esperó unos segundos mientras se inclinaba para atrás y adelante con sus talones. Admitía que estaba algo ansioso por iniciar el día. No pasó casi nada de tiempo a que la puerta se abriera y un robot sonriente lo recibiera. Dog también le sonrió y le ofreció su mano, de la cual Robot agarró con gusto. Le entregó su gorra para que éste también se la ponga, cogió sus llaves, y juntos salieron del departamento.
De hecho, no tenían ni un plan o alguna actividad por hacer en aquel día. Lo único que planeaban ambos era pasarla bien. Caminar sin rumbo y simplemente disfrutar de la cálida presencia del otro.
Sin darse cuenta, llegaron al Central Park.
Robot sonrió emocionado al ver dónde se encontraba. Desde que realizaba sus caminatas con Dog, lo que más le gustaba era el Central Park, que, hasta era tan grande, que no habían logrado ver aún todo lo que les rodeaba. Miró a todos lados buscando alguna actividad que podrían hacer por el momento, y se encontró frente a un lago. Al tener la mano tomada de Dog, lo jaló en dirección al lago de una manera un poco brusca por la emoción.
Dog primero lo miró algo confundido, alzando una ceja, pero al ver la expresión de súplica en el rostro de su amigo mientras señalaba un pequeño bote en medio del lago, decidió tal vez realizar alguna actividad en el lago. Al final, un paseo en bote no sonaba mala idea.
Les entregaron un pequeño bote alquilado por 1 hora, y Robot ayudó a Dog a subirse en él dándole el paso. Ambos se acomodaron, y Dog cogió los remos. Sin embargo, el robot se los arrebató delicadamente, y comenzó a remar él, dejando que Dog pasara un rato relajante. El perro le sonrió cálidamente en forma de agradecimiento, se echo y tomó una pajita para colocarlo en su hocico y tomar una pequeña siesta en el paseo. Robot lo observaba detenidamente, con una sonrisa en su rostro.
Si, estar con Dog era lo mejor que le podía pasar.
De regreso al departamento, ambos regresaron igualmente tomados de la mano, sin poder evitar la mirada del otro. Por primera vez en mucho tiempo Dog estaba experimentando esa emoción, diversión, entusiasmo y adrenalina que antes no la había vivido. Y admitía que se sentía genial.
Llegaron y dejaron sus gorras en sus lugares y se acomodaron. Dog se dirigió a la cocina para preparar algo para cenar, mientras Robot ayudaba acomodando la nueva película que verían aquel día, dándose algunas miradas de reojo de lejos en algunos momentos.
Dog llegó a la sala de televisión con dos platos de macarrones, mientras Robot lo esperaba sentado en el sillón. Acomodaron la comida y disfrutaron de la película.
Había sido un gran día para ambos, pero como para cualquiera, todo tiene un final.
Ambos se pararon del sillón ya para dirigirse a sus respectivas habitaciones. Robot iba entrar justo a la suya, pero un agarre a la muñeca por parte de Dog lo frenó en seco. Volteó atrás para ver a su amigo con una expresión confundida, viendo a Dog algo nervioso.
No sabía que era, pero él estaba planeando algo. Dog le hizo una señal de espera y salió corriendo a su habitación a traer unos cuantos libros, para luego pararse en ellos y darle un beso a Robot, quien se dejó llevar y lo envolvió entre sus brazos metálicos para devolverle el beso. Había observado en muchas películas románticas —como la que habían visto hace un instante— como los personajes se enamoraban y se besaban. Ya tenía una idea de cómo era el caso.
Ambos estaban tan concentrados en el uno al otro, que Dog no se percató que la pila de libros comenzó a temblar, y cayó de golpe al suelo al perder el equilibrio, golpeándose un poco la cabeza y el brazo.
Robot decidió que se quedaría curándolo y cuidándolo toda la noche tras sus golpes.
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